miércoles, 27 de enero de 2016

HAY QUE RESPETAR LOS PLAZOS


Los que hayan leído "El Hobbit" de J.R.R. Tolkien (o visto la película) recordarán la historia de cómo tres trolls apresaron a Bilbo y los enanos. Era una noche oscura y los trolls, que no se llevaban muy bien entre sí, se la pasaron discutiendo cómo iban a cocinar a sus víctimas. En ello ayudó Bilbo que, astuto, les lió y engañó, alargando la discusión. Tan embebidos estaban las bestias en su debate, que no vieron el primer rayo de luz que asomó por entre las rocas, anunciando el amanecer y transformando sus cuerpos en piedra.
Por supuesto, esta es una historia fantástica, pero de ella podríamos sacar paralelismos con la situación política actual.
Por un lado tenemos a PP y PSOE, estrellas del bipartidismo durante la reciente historia democrática de nuestro país. Para ellos, nada corre prisa. Bajo la máxima de "hay que respetar los plazos" se han permitido que pasase más de un mes, desde la celebración de las elecciones, sin mover un dedo en lo que a la búsqueda de la conformación de gobierno se refiere.
Las formaciones emergentes, de Podemos y Ciudadanos, saltaron rápidamente al ruedo, ávidos de participar en las decisiones a tomar para resolver los problemas de los españoles. Albert Rivera abogó por una "Gran Coalición" entre PP-PSOE-C's y Pablo Iglesias aireó sus "lineas rojas" para la formación de un gobierno de izquierdas. Ambos recibieron la misma contestación, "hay que respetar los plazos".
Un mes, como digo, ha pasado. Y todo sigue igual.
Rajoy cede la opción de investidura a Sánchez, pero no renuncia por completo, sólo le salta el turno. Sánchez se hace el remolón, indignandose por la cesión del presidente y haciéndose el ofendido por la propuesta de Iglesias. "Hay que respetar los plazos".
Los socialistas solicitan escenificar la derrota del PP y reniegan de un gobierno con Podemos. Prefieren uno en solitario, dicen. Pero los votantes no les han dado ese mandato. Con 90 escaños, ya se podrían dar con un canto en los dientes por tener la posibilidad de gobernar.
Los de Podemos no se fían (y hacen bien). El Partido Socialista ha defraudado demasiadas veces a sus votantes como para que Iglesias les firme un cheque en blanco.
Sánchez acusa de chantaje a Iglesias, pero ha sido el PSOE el que, durante años, ha chantajeado a Izquierda Unida. Bajo el planteamiento de "o nosotros o el PP" (o sea, "o nosotros o el diablo"), los socialistas han gobernado en ciudades y autonomías, con el apoyo de los comunistas, incumpliendo reiteradamente sus promesas.
Pero ellos insisten. El Jefe del Estado va a volver a entrevistarse con los portavoces políticos (la primera vez no sirvió para nada). "Hay que respetar los plazos".
Y, mientras tanto, el reloj de arena sigue amontonando granos. Los españoles siguen sus vidas esperando la resolución del conflicto. Los líderes políticos pueden permitirse el paso del tiempo, hasta que un buen día se despierten con voluntad de pactar. Los españoles no.
A un ciudadano cualquiera, sin trabajo, cuando pasa un mes y sigue en el paro, el agente laboral que lleva su expediente es el que le dice "hay que respetar los plazos", "vuelva en un mes".
A un español cualquiera, con un contrato por ETT, cuando no ha cobrado hasta el día 10, es el casero el que va el día 1 y le dice aquello de "hay que respetar los plazos", "pagueme la mensualidad".
A un contribuyente cualquiera, al que se le ha agotado el subsidio de desempleo, cuando le cortan la calefacción en pleno mes de enero, por impago, la compañía le repite aquello de "hay que respetar los plazos", "hágase cargo del recibo".
Y asi vamos. La bola de nieve rueda y rueda (con todo lo que lleva ya rodado), agravándose el problema, mientras los gobernantes se tiran la bola entre si.
Con la excusa de que "hay que respetar los plazos", permanecen quietos. Parecen como tallados en piedra. Figuras que sólo se mueven para pasarse la patata caliente. Que reniegan de hacer el trabajo por el que se les ha elegido, prorrogando un gobierno en funciones que ni puede ni debe tomar decisiones importantes.
Asi que, en un futuro (quizá no muy lejano), cuando haya elecciones y ellos esperen que los ciudadanos se vuelquen en masa para votarles, serán esos mismos ciudadanos los que les den la espalda y, por una vez, entonen ellos aquello de "hay que respetar los plazos".

Imperator Caesar Cerverius

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