domingo, 16 de septiembre de 2018

EL ESLABÓN MÁS DÉBIL


La fortaleza de una cadena se mide por su eslabón más débil. De la misma forma, la estabilidad de un gobierno viene determinada por la calidad e imagen de sus miembros. 
En los pocos más de 100 días que lleva Pedro Sánchez al frente de la Nación, ya ha tenido que desprenderse de dos de sus ministros. El primero, Maxim Huerta, tuvo que dolerle por ser un fichaje estrella y una apuesta personal. Jamás sabremos si habría sido un buen o mal administrador. Su pasado turbio con Hacienda cortó de cuajo sus pretensiones. La segunda, Carmen Montón, ha debido ser otro tipo de golpe. Su trabajo en el Ministerio de Sanidad estaba siendo sobresaliente y era parte de la familia socialista desde 1992 (año en que se afilió a las Juventudes). Así, Sánchez ha perdido (en sus propias palabras) “una amiga”. Pero ese es el coste de la responsabilidad pública: Transparencia y conducta intachable. Después de años de gobierno popular con más sombras que luces, el Presidente se comprometió a devolver la dignidad a la política. Al menos, por la parte que le toca.
La mejor forma de enfrentar las debilidades de tus rivales es purgar las tuyas, por eso no le ha temblado la mano al máximo dirigente socialista a la hora de aclarar las revueltas surgidas a tenor de los títulos universitarios. Inicialmente, apoyó a su ministra cuando salieron las primeras informaciones pero, cuando se atestiguó el plagio del Trabajo Fin de Máster, la cosa estuvo clara. De forma similar se ha ventilado las acusaciones sobre su tesis doctoral. En un principio no le dio importancia e intentó desprenderse de las sospechas asegurando falsamente que el documento estaba en la red. Por contra, el documento sólo podía consultarse presencialmente en la Universidad Camilo José Cela, sin poder hacer fotos ni copias. Al ir creciendo las dudas, Sánchez claudicó y ordenó colgar todo el trabajo en internet. Además, hizo testearlo con dos programas de reconocimiento para confirmar la ausencia de plagio.
Lo que más sorprende de toda esta historia es que Albert Rivera y Pablo Casado han sido los principales acreedores en la búsqueda de la verdad. El uno, que asegura falsamente en su currículum que es doctorando por la Universidad Autónoma de Barcelona y el otro que está a punto de ser imputado por el Tribunal Supremo por el caso de su máster.
En sus ansias por parecer sobradamente preparados y merecedores de dirigir los designios del País, muchos políticos consiguieron fraudulentamente títulos que nunca llegaron a aprobar. Se preocuparon mucho por acaparar credenciales, pero no les importó que su vida laboral estuviese vacía. Acumularon puestos orgánicos en sus partidos y electos en las administraciones públicas, pero no desempeñaron ninguna labor con la que poder demostrar saber qué es el trabajo.
Lo que está claro es que, a partir de ahora, no valdrán excusas del tipo “no me exigieron”, “me permitieron” o “yo ignoraba”. La concesión de títulos sin cursar no sonsino sobornos de profesores o rectores de las universidades en la búsqueda de tratos de favor. Más les valdrá, a los que estén en una situación similar, que actualicen sus currículos y dejen de presumir de lo que no son pues, cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.

Imperator Caesar Cerverius


lunes, 10 de septiembre de 2018

LA PPURGA: EL PARTIDO DE LAS BESTIAS


Ya ha comenzado. Los rivales del nuevo jefe, Pablo Casado, y sus acólitos van cayendo del organigrama general del partido. María Dolores de Cospedal dejará la presidencia de Castilla La Mancha, los asientos de los diputados del Grupo Popular en el Congreso han sido recolocados (posicionando a los leales cerca y a los díscolos lejos) y cualquier día de éstos se espera la renuncia de Soraya Sáenz de Santamaría a su escaño. Es “normal”. Ocurre en todos los partidos. Los líderes quieren a los suyos a su alrededor y en los puestos de confianza. Así, la primera renovación ya se ha dado, apareciendo nuevos responsables en las distintas secretarías de la calle Génova y nuevos portavoces en el Congreso y en el Senado. Donde no ha habido evolución (más bien involución) ha sido en las políticas del partido.
El Gobierno de Pedro Sánchez no está últimamente muy fino. Ha pasado de unas primeras situaciones esperanzadoras a dar la sensación de estar dando bandazoscon palos de ciego. Aun así, la nula oposición, en estos momentos, hace que el PSOE esté tranquilo y siga consolidándose de cara a las siguientes elecciones.
El PP todavía está ubicándose. De momento se limitan a ir en contra de cualquier cosa que salga del Consejo de Ministros y buscan constantemente remarcar su españolidad avivando el conflicto catalán, empezando a mentar un nuevo 155 y lanzando peroratas como las de “Viva el Rey”.
Ciudadanos es otro que le interesa explotar la agresividad anti catalana. Su particular guerra contra los lazos amarillos no hace sino mostrarles como lo ridículos que son. A nivel nacional siguen desubicados. El triunfo de la moción de censura les dejó noqueados y no terminan de encontrar su camino. Por ello, no cejan en exigir nuevas elecciones.
Los de Podemos están intentando sacarle partido a la actual situación y están trabajando en pactar con el gobierno socialista medidas e iniciativas cercanas a sus políticas. Después de esto vendrá la segunda parte: vender al electorado su importancia en estos cambios y conseguir más apoyo del pueblo. Hace tiempo que el partido de Pablo Iglesias entró en un bache, estancándose en las encuestas y perdiendo parte del soporte popular que tenían. Las luchas internas, los detalles de la vida privada de sus líderes y ciertas medidas mal explicadas hicieron que el partido morado comenzara a desinflarse. De ellos dependerá llegar a las próximas elecciones (y hay unas cuantas el año que viene) con aliento suficiente para luchar por la victoria o conformarse con ser partido bisagra.
El nuevo curso político no tiene pinta de que vaya a ser tranquilo. La reciente ruptura del PSOE y Ciudadanos en Andalucía podría anticipar comicios. Las Autonómicas y municipales están a la vuelta de la esquina y la elección de candidatos ya está en la agenda. Las elecciones europeas serán otro campo de batalla en el que dar el todo por el todo. El aniversario del 1 de octubre (cuando se celebró el referéndum catalán) será un intento de Quim Torra por mostrar músculo. Y el futuro incierto de El Valle de los Caídos mostrará verdaderas luchas en los medios. Todo esto con una aritmética parlamentaria complicada que podría hacer caer al Gobierno en cualquier momento.
Lo interesante será ver si el propio Pablo Casado llega al final del curso o él mismo sufre una purga en su partido cuando se dilucide el Caso Master. Por si acaso, será mejor que no se ponga muy cómodo… de momento.

Imperator Caesar Cerverius