lunes, 10 de septiembre de 2018

LA PPURGA: EL PARTIDO DE LAS BESTIAS


Ya ha comenzado. Los rivales del nuevo jefe, Pablo Casado, y sus acólitos van cayendo del organigrama general del partido. María Dolores de Cospedal dejará la presidencia de Castilla La Mancha, los asientos de los diputados del Grupo Popular en el Congreso han sido recolocados (posicionando a los leales cerca y a los díscolos lejos) y cualquier día de éstos se espera la renuncia de Soraya Sáenz de Santamaría a su escaño. Es “normal”. Ocurre en todos los partidos. Los líderes quieren a los suyos a su alrededor y en los puestos de confianza. Así, la primera renovación ya se ha dado, apareciendo nuevos responsables en las distintas secretarías de la calle Génova y nuevos portavoces en el Congreso y en el Senado. Donde no ha habido evolución (más bien involución) ha sido en las políticas del partido.
El Gobierno de Pedro Sánchez no está últimamente muy fino. Ha pasado de unas primeras situaciones esperanzadoras a dar la sensación de estar dando bandazoscon palos de ciego. Aun así, la nula oposición, en estos momentos, hace que el PSOE esté tranquilo y siga consolidándose de cara a las siguientes elecciones.
El PP todavía está ubicándose. De momento se limitan a ir en contra de cualquier cosa que salga del Consejo de Ministros y buscan constantemente remarcar su españolidad avivando el conflicto catalán, empezando a mentar un nuevo 155 y lanzando peroratas como las de “Viva el Rey”.
Ciudadanos es otro que le interesa explotar la agresividad anti catalana. Su particular guerra contra los lazos amarillos no hace sino mostrarles como lo ridículos que son. A nivel nacional siguen desubicados. El triunfo de la moción de censura les dejó noqueados y no terminan de encontrar su camino. Por ello, no cejan en exigir nuevas elecciones.
Los de Podemos están intentando sacarle partido a la actual situación y están trabajando en pactar con el gobierno socialista medidas e iniciativas cercanas a sus políticas. Después de esto vendrá la segunda parte: vender al electorado su importancia en estos cambios y conseguir más apoyo del pueblo. Hace tiempo que el partido de Pablo Iglesias entró en un bache, estancándose en las encuestas y perdiendo parte del soporte popular que tenían. Las luchas internas, los detalles de la vida privada de sus líderes y ciertas medidas mal explicadas hicieron que el partido morado comenzara a desinflarse. De ellos dependerá llegar a las próximas elecciones (y hay unas cuantas el año que viene) con aliento suficiente para luchar por la victoria o conformarse con ser partido bisagra.
El nuevo curso político no tiene pinta de que vaya a ser tranquilo. La reciente ruptura del PSOE y Ciudadanos en Andalucía podría anticipar comicios. Las Autonómicas y municipales están a la vuelta de la esquina y la elección de candidatos ya está en la agenda. Las elecciones europeas serán otro campo de batalla en el que dar el todo por el todo. El aniversario del 1 de octubre (cuando se celebró el referéndum catalán) será un intento de Quim Torra por mostrar músculo. Y el futuro incierto de El Valle de los Caídos mostrará verdaderas luchas en los medios. Todo esto con una aritmética parlamentaria complicada que podría hacer caer al Gobierno en cualquier momento.
Lo interesante será ver si el propio Pablo Casado llega al final del curso o él mismo sufre una purga en su partido cuando se dilucide el Caso Master. Por si acaso, será mejor que no se ponga muy cómodo… de momento.

Imperator Caesar Cerverius


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