lunes, 24 de octubre de 2016
EL MAL MENOR
Abril de 2002, Francia. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, cuyo candidato más votado fue Jaques Chirac, el líder de extrema derecha, Jean Marie LePen, arrebató la segunda posición, sorprendentemente, al socialista Lionel Jospin, que quedó fuera de la pugna por la presidencia en la segunda vuelta. Los votantes de izquierdas tuvieron que decidir entre dos opciones:
- El mal menor: Votar al candidato de derechas, Chirac, para frenar a LePen.
- El mal mayor: Abstenerse y dejar abierta la posibilidad de que el líder de extrema derecha se hiciese con la presidencia de la República.
La mayoría de los electores socialistas hicieron “de tripas corazón” y fueron a votar a Chirac frente a un peligro real.
Octubre de 2016, España. El Comité Federal del PSOE, el mismo que dos semanas antes tumbó a su secretario general y que dos meses antes votó en bloque por el “NO” a Rajoy, cambia su voto a la abstención. Los promotores de esta medida argumentan que también tienen que elegir entre el mal menor de investir a Rajoy presidente o un mal mayor, ir a terceras elecciones. Poco les ha importado que su militancia se haya mostrado mayoritariamente dispuesta por el “NO”. Más les importará, aunque no lo reconozcan, la oleada de bajas que ya se están produciendo en el partido; por no hablar de los miles de votantes que pueden perder en próximas elecciones. Ese “mal menor” o “mal mayor” no son peligros reales, sino circunstancias creadas por el mismo Partido Socialista o varios de sus barones.
La inactividad desde el 26-J, el coto al que se sometió a Pedro Sánchez para negociar con Podemos una mayoría alternativa y el juego de ajedrez que se ha producido en el seno de la organización, han sido las verdaderas razones de encontrarnos a menos de una semana de la disolución del Parlamento.
El Comité Federal del PSOE no es hoy otra cosa que un cortijo gobernado por la Federación Andaluza con el único objetivo de allanar el camino a la todopoderosa Susana Díaz para recomponer los pedazos rotos del Partido Socialista. Pero, cuando ella llegue (si es que llega), ¿quedará algo que recomponer, o se encontrará con las cenizas de un partido centenario que se ha quemado a lo bonzo?
Muchos son en el PSOE los que temen el desembarco de la “Reina del Sur”. Son sus manera, sus políticas y sus coqueteos con Ciudadanos lo que hacen temblar a los que creen que dirigirá el partido con brazo de hierro y con un totalitarismo que dejará a César Luena (antiguo secretario de organización) como un conciliador.
Venga lo que venga, nadie sabe si en los dos, tres o cuatro años que tenga Rajoy por delante, el Partido Socialista será capaz de volver a hacerse con la hegemonía de la izquierda o estos serán los últimos coletazos de un partido que nació para el pueblo y que murió cuando se olvidó de él.
Imperator Caesar Cerverius
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