Partido Popular, Ciudadanos y algunos antiguos dirigentes del Partido Socialista (incluso varios de los nuevos) se deshacen en elogios ante la perspectiva de lo que se ha venido a llamar "La Gran Coalición". Pedro Sánchez es, en principio, reacio a esta medida pero, ¿hasta cuándo aguantará la presión de propios y extraños?
Si bien, a priori, podría pensarse que un gobierno de gran coalición podría contentar a muchos y representar a un amplísimo espectro electoral, la verdad es que la mayoría se sentirían, con total seguridad, defraudados. El votante del PSOE, por ejemplo, cuando deposita su papeleta, no lo hace para que izquierda y derecha se junten, sino para llevar a cabo medidas de progreso y bienestar social.
Los dirigentes socialistas deberían tener cuidado porque, traicionar su ideología, les podría salir caro.
Los defensores de la Gran Coalición se vanaglorian exponiendo los casos que ocurren en toda Europa de gobiernos similares, pero callan una cosa importante: a la izquierda no le ha ido bien después de pactar con el diablo y venderse a la derecha.
Repasemos los antecedentes:
En Alemania, el SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania), tras varios años en el gobierno, redujo su representación en el Bundestag (Parlamentario Federal) al 34,2% en las elecciones de 2005, tras adoptar varias medidas impopulares. Tras estos malos resultados, firmó una gran coalición con el partido ganador, la CDU de Angela Merkel. Este pacto no debió de gustar a los votantes socialistas porque, en los siguientes comicios de 2009, el SPD cayó hasta el 23%. No siendo necesarios ya para Merkel los socialdemócratas, la canciller gobernó con sus socios naturales, los liberales.
En 2013, el SPD creció ligeramente hasta el 25%, reeditando la gran coalición con la derecha. La interpretación de los votantes es clara ya que, en las elecciones de algunos lander (regiones autónomas) celebradas la semana pasada, el Partido Socialdemócrata ha caído estrepitosamente.
En Grecia, el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico) gobernó durante décadas bajo la dirección de Papandreu. Tras un gobierno de Nueva Democracia (derecha), en 2009 recuperó la mayoría absoluta. De nuevo, medidas impopulares hicieron que, en 2012, cayesen a un 13% (elecciones que se repitieron meses después bajando al 12%). Los socialistas decidieron coaligarse con Nueva Democracia.
En las últimas elecciones de 2015, que ganó Syriza, el PASOK obtuvo un paupérrimo 4,7%.
Finalmente, analicemos el caso de Gran Bretaña. El Partido Liberal del Reino Unido obtuvo su máximo esplendor entre 1870 y 1920. Durante esa época sirvió como contrapeso al Partido Conservador (el Partido Laborista no nacería hasta 1900).
En 1906 consiguió su última victoria sin necesidad de pactar.
Durante la Primera Guerra Mundial, los liberales formaron una gran coalición con los conservadores que reeditaron en 1918. Pero, en 1922, la victoria conservadora marcaría el inicio del declive liberal. A decir verdad, este partido terminó desapareciendo, fusionándose con el Partido Social Demócrata, dando lugar al Partido Demócrata Liberal que opera hoy en día.
Analizando estos precedentes, en PSOE debería sacar unas cuantas cosas en claro:
1 - Tener 140 años de historia no te garantiza otros 140.
2 - Traicionar a tus votantes sale caro.
3 - Aliarse con la derecha, en el pacto más anti-natura que puede imaginarse, sólo lleva a desvirtuar tus ideas, formar un gobierno que no hace progresar al país y, de cualquier forma, hace que los electores terminen decantándose por uno de los dos partidos de esa coalición (normalmente por el que ejerce la dirección de gobierno).
Si después de todo esto, Pedro Sánchez edita un acuerdo PP-PSOE-C's, habrá girado el tambor, con una sola bala, del revolver con el que jugará a la ruleta rusa apuntando a su propio partido.
Imperator Caesar Cerverius
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