martes, 26 de enero de 2021

SHIN SAIMDANG, LA PINTORA DE LA NATURALEZA

Hace poco que tuve la suerte de conocer el personaje histórico de la dama Shin Saimdang. Lo hice gracias a una serie coreana, Saimdang memoir of coulours[i]. Tengo que decir que me fascinó la figura de esta mujer de la que nada sabía, pero que para mi sorpresa resultó ser una de las principales intelectuales y artistas del reino Joseon en el S.XVI coreano.

Shin Saimdang desconocida en occidente (o por lo menos para mí lo era) es uno de los personajes más relevantes de la historia coreana: escritora, caligrafista, poetisa y artista. Nació en 1504 en Gangneung, reino de Joseon (actual Corea) y murió de forma súbita en la región de Pyongan a los cuarenta y ocho años de edad (1551).

Lady Shin Saimdang, por Yi Yang-u realizado a principios de S.XX

La era Joseon fue fundamentalmente patriarcal. Pese a sus muchos talentos, éstos no eran considerados aptos para una mujer. De hecho, ni siquiera sabemos su nombre real[ii], ya que siempre se la ha conocido como: La hija de Shin Myeong-hwa, la mujer de Won-su y la madre del académico confuciano Yi I. La conocemos por su apodo, Saimdang, sobrenombre que eligió ella misma en honor de Tairen, la madre del emperador chino Wen de la Dinastia Zhou. Tairen era conocida por ser una buena esposa y una madre sabia, siguiendo las enseñanzas confucianas. Muchos son los documentos con retratos de Saimdang, en los que se podía leer estas mismas palabras dedicadas a nuestra protagonista[iii].

Sin embargo, Saimdang fue capaz cultivar sus múltiples talentos, pese a la rígida sociedad confuciana de la época. Comenzó a pintar desde muy niña y no solo le apoyaron su padre y su abuelo a que siguiera pintando tras descubrir su talento, sino que la educaron como solo se hacía con los varones, leía las lecturas Confucianas, era experta en caligrafía, escribía poemas y se convirtió en una gran pintora de su época. Pesé a que se la recuerde como “madre sabia”, son sus obras artísticas las que mejor nos hablan de ella.

El género pictórico principal de su obra es Chochungdo, pintura de motivos vegetales e insectos. También trabajó el género Mukrando o Mungnando, orquídeas pintadas con la técnica Sumi-e[iv] (técnica de dibujo monocromático en tinta negra de la escuela de pintura China) de líneas suaves y simples, que son muy típicas de las pinturas literarias, es decir que incluyen, por ejemplo, un poema.

Orquidea a tinta o Mungnando junto a poema. Pintura de Shin Saimdang S. XVI y poema de Song Si-yeol académico confuciano S. XVII.

Sus obras con motivos vegetales e insectos son conocidas por el uso de ricos colores, su vitalidad, detallismo y el realismo que desprenden. Hay una anécdota en la que se nos cuenta que: siendo una niña, sacó una pintura a secar al patio de la casa de sus abuelos, cuando se quiso dar cuenta, una gallina que confundió los insectos de la pintura con bichos reales había picoteado toda la obra.

 Shin pintaba aquello que tenía cerca, la mayoría de las flores, plantas y animales que representó en su obra, se encontraban en su jardín o en los aledaños de su hogar. Sus trabajos Chochungdo los pintó sobre papel blanco y también sobre lo que se conoce como gamji, papel teñido de azul oscuro. Las formas sobre este hermoso papel tintado se han coloreado directamente, sin delinear primero la silueta de las flores o insectos, utilizando colores brillantes que crean contraste con el fondo. Los expertos en el arte del periodo Joseon insisten que, pintar sin delinear, es verdaderamente difícil, no todos consiguieron dominar esta técnica, como sí lo logró Shin.

Su trabajo, nos revela interesantes datos de nuestra artista. Saimdang tenía buenos conocimientos sobre las estaciones del año, el clima y los cambios que experimentaba la naturaleza con el paso de éstas. En su obra reflejó esta sabiduría, ya que nunca mezcló flores e insectos de estaciones diferentes. Por ejemplo, en una de las piezas Chochungdo sobre gamji vemos: crisantemos, alquequenjes, cañas y una libélula roja, todas estas plantas y el insecto son típicos de principios de otoño.

Chochungdo sobre gamji de Shing Saimdang siglo XVI.

Los objetos que aparecen en sus pinturas tampoco han sido elegidos al azar, ni por cuestiones estéticas, sino que siempre tienen un significado, en este otro Chochungdo sobre gamji:

Chochungdo sobre gamji de Shing Saimdang siglo XVI.

Aparecen una celosia, tres mariposas y tres escarabajos peloteros; la simbología del conjunto es el deseo de tener una buena relación de pareja y a su vez una próspera carrera gubernamental (el marido de Saimdang era funcionario estatal del reino). La celosia es símbolo de ostentar un puesto en la administración pública, ya que se parece al sombrero oficial que lucían los funcionarios y miembros de la aristocracia que habían pasado el examen Gwageo[v]. Las mariposas son símbolo de la armonía conyugal.  Por tanto, las temáticas de la obra de Shin Saimdang, va más allá que aquello que ve en su jardín, sino una metáfora de su propia vida.

Para la sociedad de su época, marcada por el confucionismo, lo mejor que hizo esta gran mujer, fue ser la madre del académico confuciano Yi I (uno de los grandes académicos de su tiempo). Sin embargo, por suerte su obra ha llegado hasta nosotros y nosotras, y ahora se la valora por la interesante figura que fue a nivel intelectual y especialmente por ser una de las mejores artistas de su tiempo.

Hoy os he traído un poco de información sobre ella y su obra, espero poder ahondar en mis conocimientos sobre esta maravillosa mujer y, en un futuro, completar la información con un nuevo post sobre Shin Saimdang.

Las Uvas de Shin Saimdang siglo XVI.


BIBLIOGRAFÍA

https://www.koreatimes.co.kr/www/art/2017/03/691_225097.html

https://koreajoongangdaily.joins.com/2017/02/01/artsDesign/A-fresh-look-at-Saimdang-Exhibit-of-the-Joseonera-female-painter-highlights-her-standing-among-scholars/3029338.html

www.wikipedia.com


[i] Drama romántico, con buenas dosis de fantasía. Basado en la vida de la dama Shin Saimdang y protagonizada por la actriz Lee Young-ae. Disponible en Netflix

[ii] Ahn Jin-woo director del museo de Seul explico durante la exposición de 2017 “Saimdang, her garden”: “A menudo la llamaban Shin In-seon, pero no hay evidencias.  Su nombre no ha pasado a la historia porque era una mujer. […] podemos especular que el nombre In-seon viene de una biografía moderna de Shin hecha para niños y comenzó a conocerse como su nombre real. Como sea, no hay evidencias de que su nombre haya perdurado para la historia.”

[iii] Su apodo respetuoso era Eojin Eomeoni (Madre Sabia).

[iv] Apenas se conservan obras conocidas o cuya autoría sea reconocida de Saimdang con esta técnica. Esto se debe a que es difícil seguir la pista de su obra, ya que, al ser una mujer, no tenía un sello con los que firmar sus pinturas. Sin embargo, actualmente es considerada por aquellos que ven su obra, que es una de las mejores artistas de su época, únicamente aventajada por An Gyeon, considerado el mejor pintor del nuevo periodo Joseon.

[v] El Gwageo (o kwago) era el examen para acceder al servicio civil nacional durante las dinastías Goryeo y Joseon de Corea. Por lo general eran pruebas muy exigentes. En ellas se medían: el conocimiento de los candidatos de los clásicos chinos y, a veces, ciertos temas técnicos. Estos exámenes eran la vía principal por la que la mayoría de las personas conseguían posiciones en la aristocracia.

Miss Rocher de la Tormenta












domingo, 17 de enero de 2021

LA ESPERANZA TIENE ROSTRO DE ANCIANO

El mundo tiene nuevo líder. Joseph Robinette Biden Jr. (Scranton, Pensilvania, 1942) será, desde el próximo 20 de enero, el 46º presidente de los Estados Unidos de América. El que fuera senador por Delaware durante media vida, y vicepresidente con Barack Obama, ha superado unas primarias demócratas, una campaña con acusaciones de tocamientos inapropiados (con denuncia por acoso sexual incluida) y unas elecciones contra el, probablemente, peor presidente que haya conocido la nación de las barras y estrellas. Y es que, aunque una de las anécdotas que se puedan atribuir a Donald Trump es que pasará a la historia como el primer presidente, desde 1980, que no inicia una guerra en su primer mandato, esta característica no concuerda, precisamente, con su carácter.

De palabras gruesas y anuncios sensacionalistas están repletos los cuatro años de Presidencia de Trump. Llegó al poder tras vencer a Hillary Clinton en unas elecciones en las que ella obtuvo mayor voto popular (el complejo sistema americano dio el triunfo al empresario). Una de sus primeras promesas fue construir un muro, en la frontera con México, que sería sufragado por el país vecino. Inició una guerra comercial (parece que ésta no cuenta para las encuestas) con China. Superó un impeachment (proceso para destituirle). Su gestión del coronavirus ha sido para llorar, comenzando con un negacionismo recalcitrante y continuando con propuestas para inyectar lejía a la población. Su administración ha flexibilizado las restricciones medioambientales, desandando todo el camino recorrido por el gobierno de Obama. Además, su relación con la prensa ha sido nefasta, encarándose con los periodistas de forma continua. Por último, en los meses previos a las elecciones, se dedicó a alimentar el debate de un posible fraude por correo, para constatar, tras su derrota, que la votación había sido robada.

Pero no nos engañemos. Donald Trump ha tenido, y sigue teniendo, un gran apoyo popular en la América “profunda”. Muchos de sus votantes se han creído las acusaciones de fraude electoral y, algunos de ellos, se vieron alentados a asaltar el Capitolio, en Washington DC, e impedir que una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes ratificase el resultado de las elecciones. Trump fue excesivamente tibio a la hora de condenar los hechos, dedicándoles palabras de apoyo a los manifestantes y alargando, más si cabe, el incidente que dejó cuatro personas muertas. La absoluta falta de responsabilidad institucional debería haber inhabilitado a esa persona para que siguiera en el cargo ni un minuto más.

Con Joe Biden, se abre un nuevo periodo de esperanza para la política estadounidense (y también mundial). El control de la Presidencia, del Senado y del Congreso le permitirá sacar adelante iniciativas demócratas y traer un poco de luz al oscurecido panorama americano. Pero no debemos ser ingenuos. Las medidas sociales del otro lado del charco están muy lejos de cómo las entendemos en Europa. Seguramente, el contraste con su antecesor será abismal, pero ya hemos visto, como con la administración Obama, que la Presidencia no es un cheque en blanco y los cambios son lentos y tortuosos. El mismo Obama ganó el premio Nobel de la Paz, por la esperanza que insuflaba en la política de todo el globo terráqueo, pero acabó siendo una decepción al no poder sacar adelante todo lo que se esperaba de su gobierno.

Biden fue uno de los senadores más jóvenes cuando accedió al cargo, pero llega a la Presidencia como la persona más anciana en ocupar el puesto. En el falso documental de Netflix Death to 2020 (2020) se puede ver cómo se mofan de esta situación, simulando que Biden es un excombatiente de la guerra civil americana, con más de 200 años. Aunque en realidad tenga 78, veremos en los próximos meses si este anciano es capaz de verter un poco de luz en el oscurecido territorio norteamericano o si, por contra, es otra decepción y hay que poner los ojos en el futuro y en su vicepresidenta, Kamala Harris. 

Imperator Caesar Cerverius