viernes, 23 de septiembre de 2016

FRAUDE ELECTORAL

Fraude electoral: Dícese de la intervención deliberada en un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales.
Pero vayamos más allá. ¿Es fraude electoral hacer promesas que los partidos saben que no van a poder cumplir? ¿Es fraude electoral gobernar desde el día uno de forma opuesta a como has pregonado? ¿Es fraude electoral esperar a que pasen unas elecciones para llevar a cabo acciones que sabes que van a irritar a tus votantes?
Esto último es lo que está ocurriendo en el panorama político español. La formación de gobierno está paralizada a la espera de que pasen las elecciones vascas y gallegas del 25 de Septiembre.
El Partido Popular no propone nada, el Partido Socialista no se atreve a hacer ningún movimiento y el Partido Nacionalista Vasco no quiere jugarse ni un puñado de votos comprometiéndose a apoyar a uno o a otro. ¡No fuera a ser que los electores votaran con toda la información, claro!
Lo que en la democracia española se ve con total normalidad no deja de ser un fraude, un engaño, una chanza a los votantes, a los que se les ocultan las verdaderas intenciones.
"Ya, dentro de unos años, será otra cosa. Seguramente se les haya olvidado." Suelen pensar los dirigentes políticos.
Y es que, en España, se vota con el estómago en vez de con la cabeza.
Ni el mejor demoscópico puede predecir cómo se comportará el censo electoral frente a una propuesta nueva.
La guerra de Irak, el Prestige, la corrupción, los GAL... Todo eso se olvida cuando te acercas a la urna. Normalmente la cosa se decide entre "este me gusta" y "los demás son unos sinvergüenzas".
No valoramos la gestión. Nos dejamos llevar por los sentimientos.
Un alcalde puede haber hecho progresar a la ciudad, reducir la deuda y mejorar la vida de los ciudadanos que, como sea del partido que hay que desalojar del Gobierno Central, no tiene nada que hacer.
Sentimos los colores. Si la corrupción viene de tu partido, se mira para otro lado, se minimiza la crítica o, como último recurso, se tira del habitual y socorrido "lo hacen en todos los partidos".
Somos así. Siempre ha sido así y no tiene pinta de cambiar. De forma que, en las próximas elecciones, no les pido que se lean el programa del partido al que vayan a votar. Limítense, al menos, a mirar a los ojos a su candidato y, haciendo un breve repaso a su vida política, determinen si se fían de él.

Imperator Caesar Cerverius

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