sábado, 10 de septiembre de 2016

CUANDO TODOS QUIEREN TERCERAS ELECCIONES

Un horror, una vergüenza, un despropósito… Esa es la repuesta de la ciudadanía cuando se le pregunta por unas posibles terceras elecciones.
Un sinsentido, un error, algo que hay que evitar por todos los medios… Estas son las aformaciones de los políticos que claman, una y otra vez, sobre el mismo tema. Pero, en realidad, en su fuero interno, esperan con fervor que se produzcan.
El Partido Popular salió reforzado de la repetición electoral del 26-J. Aun así, la suma de escaños con fuerzas afines no le es suficiente para investir a Mariano Rajoy. El cambio de candidato acercaría posturas a otros grupos y facilitaría una investidura “popular”, eso sí, sin Rajoy. Pero el partido de la gaviota prefiere lanzarse a una tercera cita electoral, en la que espera aumentar su representación, antes que apartar a su líder.
Pedro Sánchez, como el apóstol, negó tres veces: No a Rajoy, no a terceras elecciones y no a postularse como candidato. A él sólo le interesa seguir siendo Secretario General del PSOE y, si para ello hay que volver a las urnas, bienvenido sea. Aunque esto lleve al Partido Socialista a una tercera debacle consecutiva.
Pablo Iglesias, el desaparecido, tiene poco que decir. Nadie dudaba de su “No” a Rajoy y varias veces se ha mostrado a favor de un pacto de Izquierdas. El anhelo de “sorpasso” al PSOE sigue muy latente en él, y preferiría de lejos unas terceras elecciones a ver a un “popular” de presidente.
Albert Rivera: El hombre que le dice a todos lo que deben hacer y que se enrabieta cuando no le hacen caso. El que hace las cosas por España, no por su partido. El “hombre-estado”. El líder de ciudadanos intentó un pacto con Rajoy (aunque lo había negado mil y una veces) pero no consiguió investirle. Rivera abjura de cualquier cosa que huela a morado a cien kilómetros de distancia. Aun en el improbable caso de que PSOE y Podemos se entendieran y buscaran una mayoría alternativa, ciudadanos preferiría entregarse a unas terceras elecciones antes que facilitar ese gobierno.
Lo mejor de todo es que las encuestas avanzan (de nuevo) que otras elecciones no variarían demasiado el espectro político del Parlamento, así que ¿por qué no unas cuartas o quintas elecciones?
De esta forma, al final, como en un concurso de baile por resistencia, no ganará el que mejor dance, sino el que menos se cansen sus votantes.
Imperator Caesar Cerverius

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