Siete candidatos, como siete horrocruxes tenía Voldemort en la saga Harry Potter. Siete populares con intención de llegar a lo más alto de su partido y del gobierno de la nación. Siete políticos que lucharán en un acontecimiento que nunca se ha dado: las primarias del Partido Popular.
De la noche a la mañana Mariano Rajoy dejó de ser Presidente del Gobierno y, poco después, con la misma celeridad, convocó un Congreso Extraordinario y dejó el liderazgo de su partido. En una decisión sin precedentes, renunció a designar un sucesor y a intervenir de manera alguna en las primarias que están por celebrarse. Serán los militantes en primera vuelta y los compromisarios en segunda los que decidirán quién ocupa el puesto más alto de la calle Génova.
Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández, José Luis Bayo y Elio Cabanes se han lanzado a la carrera y han conseguido reunir los apenas cien avales necesarios para poder presentarse a la competición. No se preocupen si no conocen a los tres últimos. Excepto en su propia casa, nadie les conoce tampoco. Su presencia en esta disputa se limitará a tener su minuto de gloria y, quizás, a adquirir un poco de visibilidad que les permita tener algo más de relevancia a nivel nacional a partir de ahora.
Nos centraremos en analizar, pues, a los cuatro con más posibilidades.
José Manuel García Margallo ha sido Ministro de Exteriores en el gobierno de Mariano Rajoy. Es una persona clara que no le importa decir en voz alta lo que piensa. Su mayor hándicap es la edad. Tiene 73 años. Seguramente no sea lo mejor para la renovación profunda que necesita el Partido Popular.
María Dolores de Cospedal ha sido Presidenta de Castilla La Mancha, Ministra de Defensa y Secretaria General del PP. Parece ser que nadie le ha dicho (y ella no ha debido darse cuenta) que es una persona que cae mal. Su alto puesto dentro del partido puede que le hayan otorgado los tentáculos necesarios para dominar el aparato y quién sabe si puede conseguir llegar a sentarse en el sillón de Rajoy, desde el que gobernaría el partido con disciplina y puño de hierro, pero de ahí a ganar la presidencia de la nación ya es otra historia. Aunque logue convencer a los suyos para que la elijan, no creo que despierte la simpatía de los electores para llegar a La Moncloa.
Soraya Sáenz de Santamaría ha sido Vicepresidenta y mano derecha de Mariano Rajoy. Era tal la confianza en ella que el gallego le dotó de poderes enormes entre los que se encuentran el mando sobre el CNI o la cartera de Administraciones Públicas, desde la que ha manejado el conflicto catalán y la aplicación del artículo 155 de la constitución. Al contrario que su compañera en la terna, Sáenz de Santamaría goza de la popularidad del pueblo. Se la tiene por persona capaz, diligente y directa. Pero dentro del PP ya es otra historia. No ha desempeñado ningún puesto orgánico y siempre se ha apartado de la defensa de la organización cuando ésta ha estado en problemas escudándose en su puesto institucional (puesto que no le ha impedido opinar de otros partidos). No obstante, las encuestas le posicionan por delante de su colega.
Pablo Casado lo tiene todo para convertirse en el próximo presidente del PP. Es joven (37 años), es Vicesecretario de Comunicación del partido, tiene contactos con varias familias en la organización y fue, con el 51,5% de los votos, uno de los diputados con mayor respaldo en las últimas elecciones generales (sólo aventajado por su compañero de la ciudad autónoma de Ceuta). Su parte oscura son las investigaciones que hay en curso sobre las irregularidades en la obtención de sus títulos universitarios y que podrían dar al traste con su ambición política. No obstante, tiene una ligera (pero importante) ventaja sobre sus competidoras: si se cuela en segunda vuelta, el odio que se tienen De Cospedal y Sáenz de Santamaría entre ellas podría otorgar a Casado el apoyo necesario para imponerse sobre su rival.
El 5 de Julio votará la militancia y, entre los dos candidatos con más respaldo, el 20 y 21 de Julio los compromisarios decidirán quién se convierte en presidente del Partido Popular.El elegido tendrá por delante la tarea de renovar la organización, desterrar los casos de corrupción y juzgar férreamente a los que pudiesen aparecer, hacer una oposición en el Parlamento que logre convencer a la gente, alzarse con el carisma necesario para restarle protagonismo a Albert Rivera y convencer al electorado que parece estar arrimándose (según las últimas encuestas) a Pedro Sánchez.Si el nuevo líder ofrece la visión de una nueva derecha moderna y del siglo XXI, quizás sea capaz de mantener el partido en lo más alto, pero si mantiene las políticas seguidas hasta ahora y no muestra ningún síntoma de renovación, será engullido por la marea naranja de Ciudadanos.
Imperator Caesar Cerverius