Un vasco, un madrileño y una sevillana entran en la sede del PSOE...
Podría ser el comienzo de un buen chiste, si no fuera porque, más que un chiste, es un drama. Uno de esos que, poco a poco, te calan y acabas llorando desconsoladamente. Un drama de intrigas, traiciones y apuñalamientos. Un drama que podría acabar con un partido centenario, o con él mismo dividido en dos. Y es que la guerra (la puta guerra, que diría Pérez-Reverte) sólo trae dolor y miseria.
La suerte está echada y, el que aún no tuviese decidido el sentido de su voto para las primarias socialistas del próximo domingo, el debate ofrecido por los candidatos a la secretaría general no va a resolverlo. Un debate en el que no ha podido verse nada nuevo.
La confrontación entre los aspirantes al sillón de Ferraz no ha dejado de estar desprovista de cierta ironía, pues se ha llevado a cabo en la misma sala que aquel fatídico 1 de octubre acabó con el mandato de Pedro Sánchez. Al madrileño se le han debido de revolver las tripas y ha tirado de guión para atacar a Susana Díaz: deslealtad, falta de proyecto de partido y abstención. Abstención, abstención y abstención. El sentido de voto que dio el gobierno al corrupto Partido Popular y por el que cayó el ex-líder del puño y la rosa.
La de Triana tampoco es que haya estado más original, echando en cara a Sánchez sus mentiras, bandazos y coqueteos con Podemos. La que fue aspirante a la espera de aclamación, después titiritera del novato madrileño y finalmente conspiradora para derrocarle ha perfilado un negro futuro para el partido en el caso de que el ex-secretario general recupere el poder. Seguramente los seguidores sanchistas dibujarán un porvenir tan oscuro, o peor, si la Presidenta de la Junta de Andalucía consigue cruzar Despeñaperros.
Y en medio, tanto real como figuradamente, se ha situado Patxi López. Con su talante moderado ha llamado a unir el PSOE desde la tolerancia a ambos bandos y ha reclamado para sí el timón por el que navegar a la reconstrucción de la socialdemocracia española. El vasco tampoco ha dicho nada nuevo de lo que viene repitiendo desde que saltase a la carrera por el liderazgo.
Los avales presentados hace unos días (59.000 Díaz, 53.000 Sánchez y 11.000 López) ponen de manifiesto varias cosas:
1 - Patxi López no va a ganar, pero tiene un número suficiente de seguidores para tenerlo en cuenta en el nuevo organigrama.
2 - Susana Díaz es incontestable en Andalucía, pero el resto de España está muy lejos de jurarle lealtad.
3 - Pedro Sánchez no está tan lejos de su archienemiga como para pensar que la batalla está decidida.
Ni el más aventajado de los demoscópicos (los independientes, al menos) se arriesgaría a adelantar un resultado. Cualquier cosa podría pasar.
Normalmente suele decirse aquello de "el que ríe el último, ríe mejor", pero en este caso, el que ría el último quizá tenga también que llorar por ser el encargado de poner la tapa al féretro del partido más antiguo de la historia de España.
Imperator Caesar Cerverius
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