Unos focos iluminando el cielo nocturno, unas letras que brillan (aunque originalmente fueron verdes) y unos redobles de tambor y trompeta que te empiezan a poner la carne de gallina. Silencio total y, sobre fondo negro, unas letras azules que rezan "Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana..." De repente... ¡¡¡Boom!!! Una verdadera explosión de sentidos: Una orquesta atronadora, un rótulo brillante, con letras nunca vistas, en las que se entiende STAR WARS, una parrafada que no alcanzas a leer del todo por la rapidez de paso y una pequeña lanzadera a la que le sigue y sigue y sigue una monstruosamente grande nave espacial. De pronto te das cuenta de que estás agarrando con las uñas tu butaca. Has quedado atrapado y nunca podrás liberarte.
Así es el escenario creado por George Lucas. Novedoso para su tiempo (nadie había visto nada igual y nadie creía en ello), personajes claves con los que empatizar (el joven granjero, el carismático granuja, la doncella, el sabio) y todos los elementos que, según Joseph Campbell, tiene que tener una buena historia.
Mucho tuvo que luchar Lucas para llevar a cabo esta ópera espacial que le cambiaría la vida: Peleas económicas con el estudio, discusiones con un equipo técnico que no creía en el proyecto, paciencia con unos actores que se tomaban el rodaje a broma, un ataque al corazón, incluso un divorcio. Pero todas esas complicaciones se terminaron plasmando, el 25 de mayo de 1977 en una película que revolucionaría el panorama cinematográfico y que forjaría un imperio valorado en 4.050 millones de dólares (importe por el que vendió Lucasfilms a Disney).
Películas, series de televisión, novelas, cómics, juguetes, camisetas y merchandising en general...
Este desconocido director, nacido en un pequeño pueblo de California (Modesto), supo rentabilizar al máximo su obra. Star Wars creó una legión de fans que no sólo consumían todo producto relacionado con la franquicia, sino que demandaban más material, más historias, más películas. Los fantásticos efectos especiales convirtieron a la (inicialmente) trilogía en una saga que aguantaba perfectamente el paso del tiempo, lo que permitió su alcance a un público joven que no le importó sumarse al tren de fans.
Steven Spielberg a la izquierda y su amigo George Lucas a la derecha. |
Escenas del especial de 1978 |
Escena del especial de 1978 |
Pero no todo fueron risas y ron...bueno, risas igual sí.
La franquicia llegó a un punto que parecía aguantarlo todo y ese exceso de confianza acabó en algunas meteduras de pata. Como el especial navideño de Star Wars de 1978, que te hace pensar inmediatamente: "Tengo un mal presentimiento", el propio George Lucas aún intenta deshacerse de esa "Comedia" desde aquellas navidades. Otro ejemplo es la película "La aventura de los Ewoks" que llegó incluso a dividir a los fervientes fans en lovers y haters de estas diminutas criaturas que juegan un papel crucial en "El Retorno del Jedi", película que a punto estuvo de llamarse "La venganza del Jedi", si no fuera porque a George le vino a la mente la idea de que un Jedi no debería vengarse.
Póster promocional antes de cambiar el título de la película al definitivo: Return of the Jedi. |
Pósters y material de marketing de aquel Luke vengativo todavía se cotizan al alza, albergando la pequeña esperanza, de algún fan que otro, de que un día Luke visite de lleno el lado oscuro, al igual que hizo su padre. Así se forja una leyenda, poniendo matices aquí y allá al gigante universo ya creado.
Imagen de Fotogramas.es |
Y el estreno de un nuevo episodio, 22 años después del lanzamiento del original, hizo que la historia llegase a una nueva generación. Y con ello también llegó la polémica de Hayden Christensen y su interpretación robótica, o la famosa relación, falta de toda química, entre Anakin (Hayden Christensen) y Padme (Natalie Portman) en "Episodio II: El ataque de los clones".
Pero todo esto es totalmente perdonable a cambio de todo lo demás, toda esa lejana galaxia que, hace hoy 40 años, cambió el universo del cine y la ciencia ficción para siempre.