Y el Señor dijo: "Que tu mano izquierda no sepa lo que haces con la derecha". Y Don Mariano, que es muy católico, le hizo caso. No se puede entender, si no, la serie de movimientos contradictorios que está efectuando en los últimos tiempos el Presidente.
Si bien un día decide hacerse a un lado, declinando la investidura e invitando a Pedro Sánchez a intentarlo, al otro sale diciendo que el PP ha sido el partido ganador en las elecciones y que no contempla otra posibilidad que la de formar gobierno.
Si bien reprocha al líder socialista que hable con todos los portavoces excepto con él (en su ronda de negociaciones), cuando éste le concede una entrevista, Don Mariano expresa que no sabe de qué van a hablar.
Si bien un día se deshace en elogios para con el PSOE, en busca de "la Gran Coalición", al otro se niega a estrecharle la mano a su secretario general.
Si bien un día declara tolerancia cero con la corrupción, en una reunión con el Grupo Parlamentario Popular, al otro blinda el aforamiento de Rita Barberá (en el caso de nuevas elecciones) colocándola en la Comisión Permanente del Senado.
¿Qué le ocurre al Presidente? ¿Qué extraños sucesos ocurren en su cabeza? ¿Es, quizá, víctima de diferentes asesores que, como pequeños ángeles y demonios, le susurran al oído diferentes consejos? ¿Es, quizá, una muestra del cansancio al que está sometido al dirigir un circo en el que no dejan de crecerle los enanos?
Puede que sí que le haya llegado el momento final de echarse a un lado permanentemente y que sea otro compañero de partido el que dé la pelea (si es que todavía hay alguna pelea que dar).
De esta manera, si bien ha sido un presidente mediocre durante cuatro largos años, demostraría cierta dignidad al hacer las maletas y volverse discretamente a su Pontevedra natal.
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