domingo, 9 de enero de 2022

HACERLE LA CAMA A UN MINISTRO

 

hacer la cama

  1. Preparar la cama para acostarse en ella poniendo las sábanas y toda la ropa necesaria de forma adecuada.
  2. COLOQUIAL Trabajar en secreto para perjudicar a alguien.

Cuando Alberto Garzón se hizo cargo de la cartera ministerial de Consumo, en el marco de los acuerdos entre PSOE y Podemos para formar gobierno, parecía que ésta era un área menor, fruto de un reparto de sillones entre los que correspondían un determinado número a la formación morada. Fuera o no así, el Coordinador Federal de Izquierda Unida se propuso trabajar para llevar a cabo medidas que consiguiesen mejorar la vida de los españoles. Entre los logros ya conseguidos se encuentran: limitar la publicidad de apuestas deportivas y juegos de azar, una verdadera lacra entre la juventud; el aumento del IVA para bebidas azucaradas, con el objetivo de reducir su consumo, especialmente dirigido a combatir la obesidad infantil; poner coto a los abusos de líneas telefónicas 902; impulsar el etiquetado NutriScore, para visibilizar de forma sencilla la calidad de un producto; o garantizar las devoluciones de las cláusulas abusivas hipotecarias, particularmente dolorosas para las familias tras la crisis.

Entre otras iniciativas, el Ministro hizo unas recomendaciones dirigidas a reducir el consumo de carne roja, de cara a mantener una sostenibilidad medioambiental y mejorar la salud de los ciudadanos. La oposición se lanzó en tromba a criticar las declaraciones, acusando a Garzón de querer atacar a la ganadería española, y pudimos ver numerosas imágenes, en forma de tweets, de la derecha, comiendo generosos entrecots, devorando jamones y disfrutando de diversas carnes rebozadas, en un ejercicio de vergüenza ajena mayúsculo. Preguntado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la polémica, prefirió ponerse de lado y responder “A mí, donde me pongan un chuletón al punto… eso es imbatible”. No importaba que los organismos de salud internacionales estuviesen a favor de la reducción del consumo del que hablaba Garzón. Era desdeñable que la mayoría de los médicos estuviesen en la línea de esas declaraciones. Nada se dijo de que esas recomendaciones ya estaban en el programa del propio Gobierno en el departamento de Agenda 2030. Ni siquiera se advirtió de que eran… eso: recomendaciones. En ningún caso se hablaba de prohibir.

Está claro que, cuando se impulsan ciertos tipos de medidas “poco habituales”, la oposición va a sacar sus cuchillos y se va a poner en pie de guerra. Es su función, como su propio nombre indica, de “oponerse” al Gobierno. Luego habría que entrar a analizar si deberían estar en contra de todo o hacer un ejercicio de ponderación sobre si las medidas son beneficiosas. Pero es especialmente doloroso que tus propios compañeros de Gobierno, aunque sean de otro partido político, no salgan en defensa, o ni siquiera apoyen, las iniciativas de un miembro de su misma administración y que estaban en el acuerdo programático.

Sin ser suficiente la pasada polémica, recientemente el Ministro se volvió a meter en otro jardín, en unas declaraciones al medio extranjero The Guardian. En dichas declaraciones, evidenciaba que la ganadería intensiva, llevada a cabo en las macrogranjas, producía una carne de mala calidad (producción masiva y barata) y perjudicaba al medio ambiente (contaminación de agua y suelos y emisión de gases nocivos), en contraposición a la ganadería extensiva, más sostenible y de calidad. Una vez más, la oposición salió en manada a atacar a Garzón, pidiendo rectificar y/o dimitir por ese ataque sin precedentes a los ganaderos españoles. Lo sorprendente es que miembros del Partido Socialista se han sumado a esta campaña de desprestigio que intenta debilitar al ministro de Consumo y, quizá, hacerle caer. Para ello, se han puesto en situaciones difícilmente explicables, como la del presidente de la Diputación General de Aragón, Javier Lambán, que consideró las declaraciones “desgraciadas e insensatas” y “una agresión directa a una parte de la economía aragonesa”. Corta es la memoria de Lambán si no recuerda que el pasado mes de julio de 2021, el Gobierno de Aragón presentó un proyecto de ley para la protección y modernización de la agricultura familiar y del patrimonio agrario de Aragón, en el que se pone de manifiesto que la ganadería intensiva (criticada por Garzón), “pone en peligro tanto la sostenibilidad ambiental del territorio cono la sostenibilidad económica y social”.

Con esta fingida indignación, los acusadores sólo evidencian que se han dejado llevar por el click bait de los medios derechistas y no han entrado a analizar lo que decía el cuerpo de la entrevista. Si lo hubieran hecho, no podrían sino coincidir que las cabezas de ganado acinadas en una macrogranja, que buscan el engorde rápido, no pueden ser de la misma calidad que las producidas en granjas abiertas, donde los animales se alimentan con pastos naturales.

¿A qué juega, pues el Partido Socialista? ¿Por qué se deja arrastrar por el “bulo” creado desde diversos medios de comunicación afines a la derecha? Desde luego, al igual que la mujer del César no sólo tiene que serlo, sino parecerlo, el gobierno “más progresista de la historia”, como ellos mismos se autodenominan, no sólo tienen que serlo por las medidas adoptadas, sino que deben ser capaces de vendérselo a la población. Y esa batalla, la de la publicidad, la está perdiendo. Todo el trabajo llevado a cabo para mejorar la vida de la gente, con medidas sociales, queda diluido si no se es capaz de explicárselo al ciudadano medio.

El Partido Socialista, dejando que sea la derecha la que dicte lo que es noticia y lo que no, y más importante, dejándoles que perviertan y enrevesen dichas noticias en su propio beneficio, aunque sea convirtiéndolas en falsas (como en este caso), se hace un flaco favor si quiere revalidar la victoria en las próximas elecciones generales. Y, haciéndole la cama a Alberto Garzón, se la hacen a Unidas Podemos, pero también a sí mismos.

Imperator Caesar Cerverius



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