Ya es diciembre. Luces navideñas en
las calles, un frío que se ha hecho esperar y millones de españoles atentos a
lo que pasará en el sorteo del próximo 21 de diciembre. 21, sí. Me refiero a
las enésimas elecciones autonómicas en Cataluña. Sorteo porque cualquier cosa
podría pasar.
Los sondeos apuntan a un triple
empate entre ERC, C’s y Junts Per Catalunya.
Los republicanos, que llevan la
delantera, están haciendo la campaña con su jefe de filas entre rejas. Oriol
Junqueras, a diferencia de otros ex-consellers permanece en la
cárcel por la Declaración Unilateral de Independencia. Su socio en el gobierno
y número uno de la candidatura Junts Per Catalunya, Carles Puigdemont,
tampoco está en España para la campaña, sino que sigue fugado en Bélgica. El molt
honorable encabeza una lista en la que se diluye el Partit Demócrata De
Catalunya (antes Convergencia), quizá para disimular la caída desde el pedestal
de president.
Entre ellos dos se encuentra, en los
sondeos, Inés Arrimadas. La líder de Ciudadanos en el parlament ya ha
pasado esta (corta) legislatura como jefa de la oposición y ahora aspira a ser
la primera mujer en convertirse en presidenta de la Generalitat.
Miquel Iceta, el
bailarín, llega como cuarta fuerza política, al frente del PSC, ofreciéndose
como un moderado capaz de aunar a todas las sensibilidades. De momento ya ha
metido en su lista al ex-secretario general de Unió, Ramón Espadaler.
La conjunción de Pablo Iglesias
y Ada Colau viene personificada por Xavier Domenech. Podemos no
ha sabido (o no ha querido) explicar bien su posición con respecto al
referéndum, la DUI y la aplicación del 155 y eso podría costarle votos tanto en
Cataluña como en España. No obstante, su situación fuera de los dos grandes
bloques (constitucionalistas e independentistas) podría convertirles en bisagra.
El PP de Xavier García Albiol
poco tiene que hacer para superar sus penosos últimos resultados. Parece que su
postura de fuerza frente al conflicto ha encontrado sus seguidores y podría
mejorar su representación.
Y, por último, la CUP. Verdaderos
garantes de la búsqueda de la independencia, parece que podrían ser los más
perjudicados de todo lo ocurrido y perder hasta la mitad de sus escaños.
Una vez más, como en las últimas
elecciones, el equilibrio de fuerzas estará muy ajustado. Los autodenominados
“constitucionalistas” (C’s, PSC y PP) podrían dar el sorpasso al bloque
independentista (ERC, Junts Per Cat. y CUP).
Las constantes incertidumbres en la
antigua coalición a la hora de declarar la DUI, convocar elecciones, acatar el
155, etc. han hecho mella en la confianza de los socios. Y el hecho de que unos
se pudran en la cárcel mientras otros se llenan la boca con chocolate belga, no
lo mejora.
Pero, salga lo que salga de las
urnas, no tendremos un panorama muy diferente al de hace seis meses. Además,
una buena parte de la población ha sido convencida de que la independencia es
posible y no se les puede ignorar.
Obviamente, no se les va a conceder
la independencia, pero habrá que negociar otras formas de compensación para que
podamos vivir en paz todos como buenos españoles.
La solución no es fácil.
El PSOE propone caminar hacia un
estado federal pero, aunque no lo llamemos así, el estado de las autonomías ya
lo es de facto. Sólo quedaría resolver un sistema de financiación que
contentase a Cataluña, pero también al resto de CCAA. Por lo demás, pocas
competencias se pueden ya transferir.
Un paso más agresivo sería caminar
hacia un sistema confederal de estados mucho más independientes y unidos por un
paraguas común español. Pero tal acción no es contemplada ni deseada por la
inmensa mayoría de los españoles.
A los que coquetearon con la
secesión les tocará, pues, aceptar permanecer en el Reino de España. Los que
colgaron banderas en su balcón tendrán que perdonar y hacer cesiones para dar
el procés por cerrado. Sólo de esta forma, con el común acuerdo de ambas
partes, podremos convivir en paz y armonía otros tantos siglos como los que
llevamos a nuestras espaldas.
Imperator Caesar Cerverius
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