lunes, 23 de octubre de 2017

DESAYUNO CON DIAMANTES


Para esta entrada apenas voy a escribir yo, pero quiero pasaros un texto de la novela de Truman Capote, Desayuno en Tiffany´s o también más comúnmente conocida como Desayuno con diamantes.  Muchos y muchas son fieles seguidores de la película protagonizada por Audrey Hepburn basada en el libro, yo misma, sin duda una de mis películas favoritas; sin embargo, no ha sido hasta leer el libro, que no he comprendido la profundidad y complejidad del personaje protagonista Holly Golightly, no he podido evitar sentirme identificada con el mismo, por eso quiero pasaros estas líneas de esta formidable novela, cuya lectura recomiendo a todos.  
“Seguía con el gato en sus brazos.
-Pobre desgraciado- dijo, haciéndole cosquillas en la cabeza-, pobre desgraciado que ni siquiera tiene nombre. Es un poco fastidioso eso de que no tenga nombre. Pero no tengo ningún derecho a ponérselo: tendrá que esperar a ser el gato de alguien. Nos encontramos un día junto al río, pero ninguno de los dos le pertenece al otro. Él es independiente, y yo también. No quiero poseer nada hasta que encuentre un lugar en donde yo esté en mi lugar y las cosas estén en el suyo. Todavía no estoy segura de dónde está ese lugar. Pero sé qué aspecto tiene. -Sonrió, y dejó caer el gato al suelo-. Es como Tiffany´s- dijo-. Y no creas que me muero por las joyas. Los diamantes sí. Pero llevar diamantes sin haber cumplido los cuarenta es una horterada; y entonces todavía resulta peligroso. Sólo quedan bien cuando los llevan mujeres verdaderamente viejas. Maria Ouspenskaya. Arrugas y huesos, canas y diamantes: me muero de ganas de que llegue ese momento. Pero no es eso lo que me vuelve loca de Tiffany´s. Oye, ¿sabes esos días en los que te viene la malea?
- ¿Algo así como cuando sietes morriña?
- No –dijo lentamente-. No, la morriña te viene porque has engordado o porque llueve muchos días seguidos. Te quedas triste, pero nada más. Pero la malea es horrible. Te entra miedo y te pones a sudar horrores, pero no sabes de qué tienes miedo. Sólo que va a pasar alguna cosa mala, pero no sabes cuál. ¿Has tenido esa sensación?
- Muy a menudo. Hay quienes lo llaman agnst.
- De acuerdo. Angst. Pero ¿cómo le pones remedio?
- No sé, a veces ayuda una copa.
- Ya lo he probado. También he probado con aspirinas. Rusty opina que tendría que fumar marihuana, y lo hice, una temporada, pero sólo me entra la risa tonta. He comprobado que lo que mejor me sienta es tomar un taxi e ir a Tiffany´s. Me calma de golpe, ese silencio, esa atmósfera tan arrogante; en un sitio así no, podría ocurrirte nada malo, sería imposible, en medio de todos esos hombres con los trajes tan elegantes, y ese encantador aroma a plata y a billetero de cocodrilo. Si encontrase un lugar de la vida real en donde me sintiera como me siento en Tiffany´s, me compraría unos cuantos muebles y le pondría nombre al gato.”

CAPOTE T., Desayuno en Tiffany´s.  Anagrama Ed, Barcelona, 1997 pp. 39-40.

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