domingo, 22 de abril de 2018

ATRÉVETE A VIAJAR... ALEMANIA


Desde Face It, os proponemos en esta a ocasión un viaje por Alemania. Desde Düsseldorf, bordeando la Selva Negra, hasta Múnich.
Llegaremos a Alemania en avión, desde Barcelona (en nuestro caso), con una compañía de bajo coste que nos dejará en Düsseldorf. En el aeropuerto podremos adquirir un coche de alquiler con el que movernos por el país. Lo mejor es llevarlo ya reservado por internet desde casa. Así, podremos conseguir el mejor precio comparando varias compañías. El alquiler de coches suele venir con un seguro “a terceros” pero, si nos interesa un seguro a todo riesgo (100% recomendable si queremos evitar sorpresas) podremos ampliarlo. Aunque en la misma página web nos ofrecerán uno, conviene contratar el seguro en el mismo punto donde recogemos el vehículo ya que, a veces, los seguros ofrecidos en la web son insuficientes.
Una vez montados en nuestro nuevo coche, podremos utilizar las cómodas autopistas germanas. Desterraremos el tópico de la eficiencia alemana cuando nos encontremos con retenciones por algún accidente u obra pública. Si utilizamos un GPS, no está de más corroborar el trayecto con Google Maps, que nos informará de la concurrencia de la ruta elegida.
Actualmente, la mayoría de las compañías telefónicas incluyen llamadas y el uso de datos desde la UE, por lo que podremos gozar de conexión a internet sin miedo a una tarifa desorbitada. Lo mejor es llamar unos días antes, desde España, y que el servicio de atención al cliente nos aclare el paquete que tenemos contratado.
Desde Düsseldorf viajaremos hasta Colonia, nuestra primera parada. Los hoteles en la periferia nos ofrecerán un mejor precio y el aparcamiento en el centro es relativamente fácil de encontrar. En el casco histórico de la ciudad hallaremos una hermosa catedral y podremos dar un placentero paseo cruzando alguno de los puentes sobre el Rhin y caminando por su ribera. Desde el otro lado del río podremos inmortalizar la silueta de la ciudad y admirar una preciosa puesta de sol.
Con poco más que rascar en esta ciudad, haremos noche y madrugaremos al día siguiente para ir a Phantasialand, un maravilloso parque temático que gustará a niños y adultos y que se encuentra a unos 30 minutos en coche. Si detestamos las largas filas de más de una hora de algún parque de la costa de Tarragona, descubriremos que en los parques alemanes no se guardará una espera de más de 20 ó 30 minutos. Además, los espectáculos que ofrece son increíbles.
Podemos buscar un hotel cercano al parque donde descansar después de un ajetreado día.
Por lo general, los hoteles en Alemania no son caros, rondando los 70 u 80 euros por habitación doble, a excepción de algunas zonas, como la del Lago Constanza, donde la tarifa puede duplicarse.
A grandes rasgos, los precios de comida, ocio y servicios son muy parecidos a los de España o un poco superiores.
Al día siguiente, de camino a Frankfurt, haremos un alto para visitar el castillo de Eltz. Un palacio del siglo XII que, a día de hoy, sigue perteneciendo a la misma familia.


Ya en Frankfurt, podremos pasar el resto de la jornada conociendo esta interesante urbe. La subida a lo alto de la Maintower nos ofrecerá una vista panorámica de toda la ciudad. El edificio de la ópera es muy bello de observar y, si la caminata nos cansa, podremos sentarnos a reposar en una de las terrazas de la plaza del ayuntamiento donde, a parte de servir unos deliciosos helados, suele haber algún músico tocando.
Despertaremos en Frankfurt, pasada la noche, y nos prepararemos para un largo viaje hasta Baden-Baden, ciudad famosa por sus balnearios. Si el precio de sus hoteles nos parece elevado, podremos alojarnos en algún poblado cercano. El paseo por sus parques y por la ribera del río nos acercará a la naturaleza de la selva negra. En el trayecto a Baden-Baden podemos hacer una parada en Heildelberg y descubrir su gran castillo de origen medieval.
La cercanía de la frontera con Francia nos permite, en otra jornada automovilística, visitar Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, con una hermosa catedral en su casco antiguo y, algo más al sur, la ciudad de Colmar. En la preciosa Colmar creeremos habernos adentrado en uno de los cuentos de los hermanos Grimm. Sus fachadas coloreadas parecen de golosina. Una visita imprescindible.


Volviendo a Alemania, tomaremos un hotel cercano al evento del día siguiente: Europa Park. Un gran parque temático lleno de atracciones inspiradas en los diferentes países de Europa. Suiza, Italia, Reino Unido, Grecia, incluso España tiene su zona (algo cargada de topicazos).


Continuaremos al día siguiente hasta el Lago Constanza, donde las vistas son increíbles. El reflejo del sol en sus cristalinas aguas son una visión para recordar. Cómo ya hemos dicho, el precio del hotel de esta noche puede subir bastante, pero la ruta sin parar a descansar sería excesiva.
Finalmente, viajaremos hasta Múnich, no sin antes pasar por el castillo del Rey Loco (Neuschwanstein). Un fabuloso palacio en el que se inspiró Walt Disney para la creación del castillo de La Bella Durmiente. Es muy recomendable (por no decir imprescindible) llevar las entradas ya reservadas. Las visitas son guiadas y, si acudimos sin reserva, podemos encontrar una fila interminable para que nos den cita varias horas después. Lo mejor es, aun con reserva, llegar pronto, retirar los tickets y dar un paseo por la orilla de su hermoso lago. Los restaurantes de alrededor dan buena comida bávara sin pasarse con el precio. Podremos acceder a dos castillos, uno más sobrio (Hohenschwangau) y otro de fantasía (Neuschwanstein). Existe un mirador (no exento de guardar una buena fila) en el que podremos hacer la típica fotografía del paisaje. En su interior, el castillo es increíblemente bonito y, las historias que cuenta el guía son interesantísimas.


Al llegar a Múnich, nos tomaremos nuestro tiempo en conocer el típico casco antiguo pero, si nos interesa la historia, podemos visitar a pocos kilómetros el campo de concentración de Dachau. Ya sea con guía o con audioguía, despejad 3 ó 4 horas para explorarlo. Una verdadera joya donde se vivió un auténtico horror.

Ya mentalizaros en la vuelta, podremos devolver el coche en el aeropuerto de Múnich (siguiendo fácilmente los carteles indicativos) y volver a nuestra casa con el buen sabor de boca de haber hecho un viaje inolvidable.
Imperator Caesar Cerverius


martes, 17 de abril de 2018

MÁSTER EN ENGAÑOS


Cualquiera querría estar gobernado por los mejores, los más preparados, los que hayan cursado las carreras más prestigiosas en las universidades más valoradas. De esta forma, confiaríamos el gobierno de nuestra ciudad, nuestra comunidad o nación a los que hayan demostrado que se lo merecen. Los que hayan alcanzado los mayores méritos. Pero, ¿y si se nos engañó y todos esos dirigentes, con tantos títulos, jamás los lograron? ¿Qué les hace tan especiales e importantes para intervenir en nuestras vidas y nuestro futuro? ¿Por qué deberíamos someternos a las ideas de aquellos que mintieron y defraudaron fingiendo ser lo que no son? Ahí es donde radica la clave del asunto.
El escándalo sobre el master ficticio de Cristina Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha abierto una caja de Pandora que está sacudiendo todo el panorama público. Una buena cantidad de políticos están “actualizando” sus currículum, eliminando aquellas titulaciones que nunca llegaron a obtener o que eran menos boyantes de lo que en principio nos contaron. Másteres falsificados, estudios de post-grado que consistían en poco más de cuatro días de ponencias, estudios sin finalizar que nos vendían como superados… pero nadie dimite. ¿Por qué deberían de hacerlo? ¿Acaso alguien va a dejarles de votar tras descubrirse estos engaños?
En cualquier país con tradición democrática, un escándalo así terminaría con un listado de dimisiones. De no producirse, los dirigentes de sus respectivos partidos provocarían su cese. Y, en última instancia, frente a una inacción que apartase a esos corruptos, los votantes les darían la espalda. Pero esto es España. Aquí nadie dimite porque mentir, robar o manipular sale gratis. El propio Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es un experto en aguantar el temporal, porque sabe que todo escándalo termina pasando. Mejor resistir y permanecer quieto, que encarar el problema y exponerse a la erosión. La memoria de los electores es muy limitada y la gente termina votando con el estómago más que con la cabeza.
En el caso concreto Cristina Cifuentes, la ponzoña se ha ido extendiendo pringando a mucha gente. Según las informaciones descubiertas, Cifuentes se matriculó fuera de plazo, aprobó exámenes de asignaturas de las que nunca pisó una clase (con supuesta asistencia obligatoria), superó materias a las que no se presentó y terminó titulándose en un máster cuyo trabajo final no llegó a hacer. Alguien cambió las notas de las actas de “no presentado” a “notable” y “sobresaliente”. Cuando el escándalo salió a la luz, el rector de la Universidad Rey Juan Carlos salió rápidamente a excusar a la presidenta y aclarar que todo había sido un malentendido y que el título de la señora Cifuentes era perfectamente válido y merecido. Se sabe que él mismo le encargó al director de dicho máster la falsificación de las actas y de las firmas del tribunal. Las profesoras de ese supuesto tribunal no tardaron en identificar la falsedad de esas firmas y asegurar que jamás impartieron las asignaturas a la susodicha. Por todas esas acciones, el rector es otro que debería dimitir. La adscripción inmediata a la causa de la presidenta, mediante mentiras y engaños, no hace sino desprestigiar, aún más, la entidad que dirige.
Cualquier persona que se haya invertido su tiempo, esfuerzo y dinero para obtener una titulación, sea del nivel que sea, debería estar escandalizada frente a las informaciones que han visto la luz.
Seguramente Cristina Cifuentes no repita como cabeza de lista en las próximas elecciones autonómicas y su carrera política haya llegado a su fin, pero el hecho de que se le permita terminar la legislatura es un agravio para los votantes. Se le permitirá dignamente salir por una “puerta trasera”, el escándalo se difuminará y, en poco tiempo, ya nadie recordará nada. Al más puro estilo 1984, de George Orwell, no sabremos ya lo que es verdad y lo que no. Simplemente nos quedarán los recuerdos que nos quieran poner delante. Así, cuando hayan pasado unos años, alguien podrá volver a intentar la misma treta y nosotros nos lo tragaremos como una pastilla antes de dormir porque, cuando pudimos hacer algo, nosotros también elegimos la inacción.

Imperator Caesar Cerverius


sábado, 7 de abril de 2018

Are you ready Player One?




[ATENCIÓN: ESTE POST CONTIENE SPOILERS SOBRE LA PELÍCULA Y EL LIBRO]


Siguiendo el post de hace unos días escrito por mi compañero, amigo y mentor,  Imperator, me he decidido a postear esta crítica de la película estrenada hace poco y que seguramente muchos ya habéis visto,  Ready Player One. 

He querido ser todo lo objetivo posible y por ello he leído críticas de todos los tipos y pareceres. 

Yo, por suerte o por desgracia, soy una de esas personas que han leído el libro antes de ver la película. Lo disfruté muchísimo (puedo decir sin miedo que es uno de mis favoritos, por no decir mi favorito) y además soy un fan incondicional de la cultura pop de los 80 y 90, sobre todo en lo que a videojuegos se refiere. Mi "habitación del flipado" así lo atestigua. Así que digamos que soy el candidato perfecto a Hater estrella de películas mal llevadas a la gran pantalla. 

Pero os voy a decir algo que igual os sorprenderá,  la peli me gustó mucho. 

Para empezar,  muchas de las críticas negativas que he leído comienzan diciendo que el romance entre los dos personajes es muy infantil... El que dice esto, o bien no se ha leído el libro, o no conoce el estilo de Spielberg, o ambas cosas. El romance ya se plasma así en el libro, son chavales de instituto que flirtean a través de un chat en Oasis,  ¿que esperabais? De hecho,  en el libro, Parzival tiene deificada a Art3mis. Y a parte,  es el estilo Spielberg, el estilo del amor más ingenuo e infantil que, aunque no lo reconozcais, todos llevamos dentro. 

Luego he visto críticar el CGI excesivo de la cinta... Estamos hablando de un universo que se desarrolla en una realidad virtual, ¿Cómo no va a haber CGI si todo es virtual? 

Y luego están los que la comparan con Matrix... Bueno, a estos directamente no les doy ninguna credibilidad porque esta claro que no han entendido la película... Es más,  dudo que entendieran Matrix. 

Quitando estas críticas "hater", he de decir que también hay muchas críticas positivas. Algunas elogian la cinta simple y llanamente,  otras muestran reconocimiento a los puntos fieles para con el libro y otras muestran comprensión por aquello que no se ha podido plasmar exactamente como en el libro. 

Y a este punto quería llegar yo. Mucha gente dice que no es fiel al libro, que cambian muchas cosas,  etc...  Vamos a aclarar lo que queremos decir con fidelidad al libro. Si por fidelidad al libro queremos decir que es clavadita clavadita al libro, permitidme deciros que eso en este caso es imposible. Ernest Cline es un escritor de "disparo y luego pregunto", no intenta explicar todo al detalle ni representar fielmente lo que le pasa por la cabeza, él simplemente explica la acción que transcurre y da algunas pinceladas de lo que se imagina en su mente (los personajes,  las localizaciones,  etc... Se explican muy vagamente) , por lo general deja abierto casi todo a una interpretación bastante personal del lector,  con lo cual hace imposible rodar una película fiel a todos los puntos de vista. No es como hacer El Señor de los Anillos, que si lees la obra de Tolkien sabrás incluso la talla de bota que calza Boromir. 

Yo,  por ejemplo,  me imaginaba Oasis con una estética más retro-punk, pero seguro que otros no lo pensarán así. Otros se imaginarían Oasis como un videojuego de 8 bits, o incluso como el mundo real, si tienes una consola de ultima generación, claro está. Habrá gente que se imaginaría a los actores de otra manera, más feos, más guapos, más geek...

Poniendo un ejemplo tangible del libro, recordaréis cuando Parzival va al planeta Zork. Zork es un juego de ordenador que se creó antes de que se llamasen ordenadores a esos cacharros que, por aquel entonces, montarlos era más un hobby de gente rara que un trabajo de informático al uso, como lo es ahora. El juego ni siquiera tenía gráficos, era una simple pantalla negra donde escribías lo que querías hacer y el juego te respondía explicando lo que había desencadenado tu acción. 


Bien,  pues esto aparece en el libro y Cline lo describe como un planeta negro lleno de vectores,  como si de un juego de asteroids se tratase. Pero resulta que,  si veis la portada, el juego se desarrolla en una especie de época medieval extraña donde tan pronto te encuentras con trolls vestidos de armadura a lo Willow y a la vez abres buzones con cartas en su interior o te encuentras con vitrinas llenas de trofeos... Es algo extraño. 

En definitiva, seguro que cada uno se ha imaginado esto de una manera diferente y cualquier interpretación en la película hubiera sido ampliamente criticada. Precisamente eché mucho en falta esta parte del libro, porque la escena con Ultraman me parece bestial para representar en una película. Pero no hubiera sido fiel para casi nadie. 

Por cierto, aquí os dejo un enlace para jugar al juego original en español, por si queréis echarle un vistazo, engancha bastante --> ZORK Online en Español

También eché en falta El Sótano, esa sala de chat privada que acaba siendo la "base de operaciones" de Parzival,  H y compañía,  durante gran parte del libro. Esto si que me pareció una falta bastante grave, teniendo en cuenta que no costaba nada incluirlo en la peli, (no hay derechos de copyright ni nada por el estilo que lo impida, como podría haber pasado con Ultraman, por ejemplo) aunque sólo fuera a modo de anécdota hubiera sido un guiño gracioso. Pero es perdonable porque la verdad es que tampoco aporta nada de peso a la historia principal.  Si que hubiera explicado mucho la manera en qué ganó Parzival al esqueleto de la prueba de Joust, (H y Z juegan a Joust a menudo en el Sótano) pero como esta parte no sale en la peli no tendría mucho sentido para el espectador de a pie. 

Me sorprendió gratamente,  que no sólo hay muchas referencias a la cultura pop de los 80, si no que también hay mucho peso de la cultura actual de los videojuegos.  Se nombra Twich, Overwatch, aparecen personajes de Starcraft, e incluso la forma de abordar Oasis parece un videojuego actual. Pero claro,  esto en 2045 será retro,  juas juas. 


La carrera de coches del principio me pareció genial y además le encontré sentido enseguida. Teniendo un DeLorean había que sacarle partido, ¿que mejor que una carrera de coches? Y como dijo una vez Doc Emmet Brown: "¿por qué no hacerlo con estilo?" Con Kong,  el T-Rex,  el coche de Batman,... Esto es Oasis,  podemos meter lo que queramos. Y aún así hay criticas que se quejan de "fan service" excesivo en la carrera, pero ¿y por qué no? ¿Acaso no se trata de eso? 

La parte del resplandor,  ¿que decir?,  simplemente sublime.  Creo que en esto concuerdan incluso los haters. En el libro, Parzival se metía en la piel de Matthew Broderick en Juegos de Guerra durante la escena inicial de la peli,  cuando van a los recreativos y juegan a Galaga. Tampoco hubiera estado mal como escena en Ready Player One, sobre todo viendo a Matthew Broderick con 16 años de nuevo,  pero no nos hubiera sorprendido tanto y no habría tenido tanta acción como con el resplandor. 

También eché en falta esos viajes en naves espaciales de los 80 entre los planetas de Oasis, pero luego he pensado que se parecería demasiado a Star wars. Esto no se si hubiera sido bueno o malo. Le hubiera dado un toque retro eso de la hypervelocidad, pero a su vez habría desorientado a algunos espectadores, supongo. 

También me sorprendió que no hubiera más frases del tipo "volveré",  "no cruceis los rayos" o "dar cera,  pulir cera". Era un recurso fácil que hubiera dibujado alguna que otra sonrisa.


Es cierto también que no vemos "actorazos" en esta peli, pero creo que tampoco era necesario, teniendo en cuenta que solo salen en la mitad de las escenas y además esto le da un aspecto más de "andar por casa".  Ninguno de nosotros tendríamos una actuación de Oscar si viviésemos en ese mundo. Además también es el estilo Spielberg. 

He de decir que se eliminan escenas del libro que se hacen un poco pesadas en el mismo. Por ejemplo cuando Wade se hace rico y se enclaustra en un super piso con la última tecnología, o cuando es encarcelado en los campos de trabajo de la IOI de Oasis. Estas partes son lentas en el libro y era mejor no darles mucho peso en la película para no ralentizar la acción. 

Esto último, la acción, es precisamente lo que no falta en la película. En ningún momento se hace pesada o lenta,  esta muy equilibrada y no sientes que haya relleno, eso me gustó. 

Y sobre todo,  es divertida,  disfrutas viéndola. Se me puso la piel de gallina cuando Daito activo el Gundam y cuando apareció Mecha-Godzilla. Me emocioné cuando Z encontró el huevo de pascua en Adventure (que en el fondo es de lo que trata el libro realmente), y disfrute como un niño cada vez que aceleraba su DeLorean en la carrera con ese ruido característico que sólo el motor de una máquina del tiempo puede reproducir,  rellenando el depósito con los créditos de los avatares que iban cayendo uno tras otro mientras Kong les pisaba los talones. 

Que queréis que os diga, no puedo esperar a ver los extras del Blu-ray xD. 

En definitiva, si tengo que elegir entre el libro y la película,  me quedo con los dos. Y diréis : ¡No puedes hacer eso Rycumato, tienes que elegir! 

Esto es Oasis, elijo quedarme con todo.



miércoles, 4 de abril de 2018

READY PLAYER ONE


La primera parte de este post no contiene spoilers.

¿Os gusta la música rock ochentera? ¿Disfrutáis como niños revisionando películas de vuestra infancia como Regreso al futuro, Indiana Jones o Star Wars? ¿Añoráis las viejas video consolas y pasaros la tarde jugando en los recreativos con una máquina Arcade?
Ready Player One es vuestra película.
Basada en la novela homónima de Ernest Cline, la película nos sumerge en OASIS, una realidad virtual a la que todo el mundo se conecta para escapar de la vida real. La pobreza, la falta de un trabajo motivador, la crisis mundial... todo queda atrás cuando estás en OASIS, donde puedes ser lo que quieras y, casi, sin ningún límite.
A la muerte de su creador, éste lega todo su patrimonio al jugador que sea capaz de superar una serie de pruebas y acertijos.
El film, dirigido por Steven Spielberg, nos transporta a ese ambiente de nuestra juventud en una película repleta de referencias al cine y los videojuegos de los 80’ y 90’. Batman, Jurassic Park, King Kong, Bioman, Halo... el número de apariciones es incalculable. Además, Spielberg ha sido capaz (que en cualquier adaptación es la clave) de encontrar el equilibrio entre una cinta para los lectores del libro y los que aún no se han acercado (y que sin duda no tardarán en hacerlo) a la novela.
Si vais al cine a ver Ready Player One, os adentraréis en una aventura con la que no despegaréis la mirada de la pantalla ni un segundo.

¡¡OJO, ALERTA SPOILER!!
Si aún no has visto la película, no sigas leyendo (o hazlo bajo tu propia responsabilidad).

Bien, ya sé lo que estáis pensando los lectores del libro: “Es que han cambiado muchas cosas” ¿Y qué? Al fin y al cabo, es una adaptación. Si no quieres ningún cambio, ahí tienes la novela. Admitámoslo, cualquier película basada en un libro tiene que hacer algunos cambios:
1) Para recortar la historia y que quepa en un metraje de dos horas.
2) Para simplificar la trama y que el espectador no-lector no se pierda.
3) Porque hay cosas que funcionan sobre el papel pero que en pantalla quedan sosas o ridículas.
Lo más importante es saber reproducir el espíritu de la historia transmitiéndola a la pantalla (cosa que creo que el director ha conseguido).
En la novela, la primera prueba es una partida de Arcade contra un esqueleto. ¿Realmente queremos ver a dos tíos delante de una máquina recreativa jugando sin más? La carrera de coches de la película, aun siendo un recurso sencillo, ofrece un desafío mucho más dinámico y emocionante para el espectador.
La segunda prueba, que introduce a Parzival y a sus compañeros en El Resplandor, es una recreación increíble del film de Stanley Kubrick y que nos mantiene en tensión con cada detalle, como las gemelas en el pasillo, el río de sangre que sale del ascensor, o la mujer de la habitación 237.
Finalmente, la tercera prueba (la más parecida al libro), nos permite ver una batalla entre un sinfín de avatares que nos son familiares (las tortugas ninja, el muñeco diabólico, un soldado de Starcraft...) con un objetivo común: impedir que los sixers se hagan con el huevo.
En definitiva, reducid al mínimo vuestro lado hater y entregaros al disfrute de una aventura que os hará vibrar y os mantendrá toda la película con una sonrisa y una cara de ilusión del niño que una vez fuisteis.

Imperator Caesar Cerverius