miércoles, 4 de abril de 2018

READY PLAYER ONE


La primera parte de este post no contiene spoilers.

¿Os gusta la música rock ochentera? ¿Disfrutáis como niños revisionando películas de vuestra infancia como Regreso al futuro, Indiana Jones o Star Wars? ¿Añoráis las viejas video consolas y pasaros la tarde jugando en los recreativos con una máquina Arcade?
Ready Player One es vuestra película.
Basada en la novela homónima de Ernest Cline, la película nos sumerge en OASIS, una realidad virtual a la que todo el mundo se conecta para escapar de la vida real. La pobreza, la falta de un trabajo motivador, la crisis mundial... todo queda atrás cuando estás en OASIS, donde puedes ser lo que quieras y, casi, sin ningún límite.
A la muerte de su creador, éste lega todo su patrimonio al jugador que sea capaz de superar una serie de pruebas y acertijos.
El film, dirigido por Steven Spielberg, nos transporta a ese ambiente de nuestra juventud en una película repleta de referencias al cine y los videojuegos de los 80’ y 90’. Batman, Jurassic Park, King Kong, Bioman, Halo... el número de apariciones es incalculable. Además, Spielberg ha sido capaz (que en cualquier adaptación es la clave) de encontrar el equilibrio entre una cinta para los lectores del libro y los que aún no se han acercado (y que sin duda no tardarán en hacerlo) a la novela.
Si vais al cine a ver Ready Player One, os adentraréis en una aventura con la que no despegaréis la mirada de la pantalla ni un segundo.

¡¡OJO, ALERTA SPOILER!!
Si aún no has visto la película, no sigas leyendo (o hazlo bajo tu propia responsabilidad).

Bien, ya sé lo que estáis pensando los lectores del libro: “Es que han cambiado muchas cosas” ¿Y qué? Al fin y al cabo, es una adaptación. Si no quieres ningún cambio, ahí tienes la novela. Admitámoslo, cualquier película basada en un libro tiene que hacer algunos cambios:
1) Para recortar la historia y que quepa en un metraje de dos horas.
2) Para simplificar la trama y que el espectador no-lector no se pierda.
3) Porque hay cosas que funcionan sobre el papel pero que en pantalla quedan sosas o ridículas.
Lo más importante es saber reproducir el espíritu de la historia transmitiéndola a la pantalla (cosa que creo que el director ha conseguido).
En la novela, la primera prueba es una partida de Arcade contra un esqueleto. ¿Realmente queremos ver a dos tíos delante de una máquina recreativa jugando sin más? La carrera de coches de la película, aun siendo un recurso sencillo, ofrece un desafío mucho más dinámico y emocionante para el espectador.
La segunda prueba, que introduce a Parzival y a sus compañeros en El Resplandor, es una recreación increíble del film de Stanley Kubrick y que nos mantiene en tensión con cada detalle, como las gemelas en el pasillo, el río de sangre que sale del ascensor, o la mujer de la habitación 237.
Finalmente, la tercera prueba (la más parecida al libro), nos permite ver una batalla entre un sinfín de avatares que nos son familiares (las tortugas ninja, el muñeco diabólico, un soldado de Starcraft...) con un objetivo común: impedir que los sixers se hagan con el huevo.
En definitiva, reducid al mínimo vuestro lado hater y entregaros al disfrute de una aventura que os hará vibrar y os mantendrá toda la película con una sonrisa y una cara de ilusión del niño que una vez fuisteis.

Imperator Caesar Cerverius


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