Hoy vengo aquí para hablaros de House of Cards, la serie de televisión que protagoniza el ganador de dos Oscar, Kevin Spacey.
Éste es un post para los que todavía no os habéis acercado a ella, así que en él no encontraréis ningún spoiler (más allá del primer capítulo).
House of Cards narra la historia de Frank Underwood (Kevin Spacey), Coordinador de la disciplina del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes de Estados Unidos (un cargo que busca la unidad del voto partidista y ayuda a los portavoces en la toma de decisiones).
La primera temporada comienza con la victoria del demócrata Garrett Walker (Michael Gill) en las elecciones presidenciales. Underwood, el cual le ha ayudado en campaña, espera ser nombrado Secretario de Estado (Monistro de Exteriores) pero, en el reparto de carteras, éste se queda fuera del Gobierno. A partir de ese momento, Underwood se plantea perjudicar, en todo lo posible, al presidente.
Tanto Frank como su mujer Claire (Robin Wright) tienen una ambición desmedida y no esperan detenerse ante nada que se ponga entre ellos y sus objetivos. Para ello, se sirven de todos sus medios para llevarlos a cabo.
House of cards, cuya traducción (castillo de naipes) hace referencia a la fragilidad de una estructura o idea, quiere representar precisamente eso, la debilidad de los pactos, la dificultad de los acuerdos y la facilidad de que todo se vaya al traste.
En esta serie política, veremos más de cerca las divisiones de poder y la labor de los distintos dirigentes. Si bien no hace falta tener un especial conocimiento del sistema político estadounidense, sí que desarrolla una trama en la que hay que estar muy atento. Nada de ver la serie mientras hacéis otras cosas. Dadle al play, fijad la vista en la pantalla y desconectad de todo lo que no salga por la televisión.
Por supuesto, recomiendo, en la medida de lo posible, ver House of Cards en versión original (con subtitulos, si es necesario). La interpretación de los actores, los tonos de voz y la conexión entre ellos es clave para disfrutar al 100% de la experiencia.
La lucha por cada voto, el precio de cada escaño, los esfuerzos y, en ocasiones, amenazas para que una ley salga adelante, el tráfico de favores para aprobar una iniciativa... Todo esto os dará un golpe de realidad sobre cómo es la política. El bienestar de los ciudadanos puede quedar soterrados a cambio de los intereses de los políticos que los gobiernan.
Maquinaciones, mentiras, medias verdades y planes perfectamente construidos son algunos de los elementos que os encontraréis en esta urdimbre política estadounidense.
En definitiva, House of Cards os enganchará. El personaje más abominable conseguirá enamoraros y manteneros pegados al televisor capítulo a capítulo. Además, la serie, producida por el canal Netflix, sale a la luz de una tacada. Tendréis todos los capítulos de la temporada disponibles al mismo tiempo. Mi recomendación es la calma. Degustad cada capítulo independientemente y no os dejéis llevar por la vorágine maratoniana de encadenar episodios. Las trece entregas por temporada pasarán en un suspiro si no tenéis cuidado.
Hace unos días comenzó la cuarta temporada de la serie sin disminuir la calidad de sus guiones. Año a año, House of Cards ha desarrollado tramas diferentes que mantienen su frescura.
Así que, aunque no seáis unos especiales seguidores de la política de vuestro país o ciudad, os recomiendo que os unáis a la legión de seguidores de House of Cards. Haceros con ella y... disfrutadla!!!
Imperator Caesar Cerverius
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