domingo, 9 de octubre de 2016

CÉSAR (PARTE II): EL MILITAR



Y César marchó a las Galias. Con un mandato de cinco años y con sus aliados políticos, Craso y Pompeyo, cuidando de sus intereses en Roma, pudo despreocuparse y centrarse en gobernar sus provincias.

Por supuesto, César no se limitó a administrar las regiones bajo su mando, sino que buscó el medio de guerrear contra las tribus vecinas.

Dos eran las razones de César para hacer la guerra: buscar la gloria militar y obtener un suculento botín con el que pagar sus enormes deudas.

El movimiento migratorio del pueblo helvecio, que pretendía instalarse al oeste de la Galia, le brindó a César el casus belli perfecto para plantar batalla. Con la excusa de que se acercaban demasiado a territorio romano y ponía en riesgo su seguridad, César luchó y venció.

Tras esta campaña, se sucedieron otras batallas contra diferentes tribus galas a lo largo de sus cinco años de gobierno.

César aprovechó las rencillas entre tribus y venció uno a uno a sus enemigos. Aunque también aplicó la diplomacia y buscó la alianza con otros pueblos.

Con más legiones de las autorizadas por el Senado, César pagó de su propio bolsillo el número de soldados que él creyó necesarios para llevar a cabo sus campañas.

En su periplo por la Galia, el ejército de César llegó hasta Germania (sin intención de invadirla) e incluso cruzó el Canal de la Mancha hasta Britania. Para conseguir esta proeza, no tuvo sino que pasar por un sinfín de dificultades, ya que las bravas aguas atlánticas distaban mucho de las mediterráneas.

Las noticias de las victorias de César pronto llegaron a Roma, haciéndole muy popular entre el pueblo. Pompeyo temió verse eclipsado por su aliado. Alentado por los optimates (el sector más conservador del Senado), empezó a recelar de él. Ésto, unido a la mala relación entre Craso y Pompeyo, hizo que la alianza política de los tres se tambalease.

César convocó una reunión en Lucca para renovar sus lazos de amistad. De esta reunión salieron dos acuerdos:
1) - El mandato de César sería renovado por otros cinco años.
2) - Pompeyo y Craso se presentarían conjuntamente al consulado el siguiente año.

A su vuelta a la Galia, César comenzó a encontrarse con problemas. Un caudillo galo llamado Vercingetorix había conseguido unir a varias tribus y prometía presentar batalla.
Esa guerra fue larga y dura, aunque César terminó venciendo en el sitio de Alesia, donde Vercingetorix fue capturado y el ejército galo disuelto. Toda la Galia se encontraba bajo control romano.

Por su parte, Craso y Pompeyo habían sido elegidos cónsules y, tras su año de gobierno, se repartieron las provincias de Hispania para Pompeyo (que administró desde Roma a través de legados) y Siria para Craso.

A Marco Licinio Craso, considerado el hombre más rico de Roma, le faltaba un Triunfo para bordar su carrera militar. Había llevado con éxito, años antes, la campaña contra Espartaco pero, al tratarse de una guerra contra esclavos, se le había privado del añorado Triunfo, la máxima distinción que todo general romano aspiraba a conseguir. Por esta razón se lanzó a una guerra suicida contra el Imperio Parto y encontró su muerte en la batalla de Carrhae. De este incidente proviene el famoso dicho "craso error". Error por partir a toda prisa a su provincia (ni siquiera acabó en Roma su año como cónsul), error por montar una campaña sin apenas planificación, y error por iniciar una guerra contra una nación sin provocación alguna.

Julia, hija de César y esposa de Pompeyo, falleció intentando dar a luz a su único hijo. Los últimos lazos de la alianza política entre César, Craso y Pompeyo se habían roto.

El Senado, en connivencia con Pompeyo, exigió a César que renunciase a sus legiones y volviese a Roma para enfrentarse a una acusación por guerra ilegal.

César intentó presentarse al consulado in absentia (sin entrar en la ciudad), pero no se le permitió. Intentó negociar quedarse un año más como gobernador de Iliria, con una sola legión a su mando, para mantener su inmunidad jurídica, e incluso propuso renunciar a todas sus legiones con la condición de que Pompeyo también lo hiciese. Todo fue desestimado por parte del Senado, que pretendía declararle enemigo público.

Cesar se sintió arrinconado y, como la bestia que era, fue lo más peligroso que pudieron hacerle. Pero eso da para otro artículo.

Terminará...

                                                                                                                     Imperator Caesar Cerverius








Bibliografía:
MCCULLOUGH, C. (1990-2007). Serie - Masters of Rome.

PINA POLO, F. (1999). La Crisis de la República (133-44 a.C.)

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