Durante la Semana Santa de 2022, mi compañera bloguera Miss
Rocher de la Tormenta y yo comenzamos el Camino de
Santiago en su variante Norte. Nuestra intención es acercar el Camino a nuestros
lectores, describiendo nuestra experiencia y aconsejando lugares. Pero antes,
para todo aquel que desconoce los entresijos de la ruta Jacobea, detallaré en este
artículo algunos temas interesantes que hay que conocer.
Un poco de historia
El Camino de Santiago es una de las tres grandes peregrinaciones cristianas, a parte de la que finaliza en Roma y la que lo hace en Jerusalén.
Tras el descubrimiento de la tumba del apóstol, en el siglo VIII,
parece ser que la costumbre de ir a visitar los últimos restos del discípulo de
Cristo surgió espontáneamente, gozando de gran popularidad dicha ruta en la
Edad Media. El Camino también ha tenido sus épocas de menor afluencia y casi de
olvido, durando la última crisis desde el siglo XIX hasta los años ’50 del XX,
cuando la Iglesia se implicó “personalmente” para revitalizar la ruta. Mención
especial merece el sacerdote Elias Valiña, que fue párroco de O
Cebreiro, y al que se le atribuye la recuperación de la peregrinación en los
’80.
En 1126, el papa Calixto II decretó que a todo
peregrino que realizase el Camino de Santiago durante su Xacobeo, se le
perdonarían sus pecados. Esta casuística, que se da el año en que la festividad
del Apóstol Santiago (25 de julio) cae en domingo, es hoy en día un reclamo
turístico más que un motivo de fe. No en vano, esa pretensión de “ganar el
Jubileo” hace que la afluencia de gente se multiplique durante esa temporada.
Desde dónde salir
Existen multitud de Caminos:
- Camino Francés: El original y más frecuentado, con
dos variantes en su inicio: la navarra (desde Roncesvalles) y la aragonesa
(desde Somport). Ambas se unifican a partir de Puente La Reina.
- Camino Inglés: Desde El Ferrol (supuestamente desde
donde comenzaban a andar los británicos llegados a la península en barco).
- Camino del Norte: Desde Irún y discurriendo por
toda la costa cantábrica.
- Camino Primitivo: Desde Oviedo.
- Camino del Ebro: Desde Deltebre y, como su propio
nombre indica, acompañando la ribera del Ebro remontándolo desde su
desembocadura.
- Caminos Andaluces: Son varios, desde diferentes
puntos de la Comunidad. Incluyen la famosa Vía de la Plata, antigua calzada
romana que unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga).
- Caminos Gallegos: Desde diferentes puntos de la
Comunidad.
- Caminos Catalanes: Desde Monstserrat, Girona,
Barcelona….
- Caminos del Este: Desde diferentes puntos de
Levante.
- Caminos del Sureste: Desde la zona murciana.
- Caminos del Centro: Aúna los diferentes caminos
mesetarios.
- Camino Insular: De sur a norte de Las Palmas de
Gran Canaria, desde Maspalomas hasta Gáldar. Un camino que, en sí mismo, no
llegaría a Santiago de Compostela, obviamente.
Fuera de las fronteras españolas, también encontramos rutas
europeas, siendo las más famosas:
- Camino Portugués: Con varias alternativas, más por
la costa o más por el interior.
- Voie Turonensis – Paris: Que discurre desde la
capital Gala.
- Caminos alemanes: Existiendo la Via Baltica, Via
Scandinavica, Via Jutlandica…
- Caminos desde Italia: Contempla más de una veintena
de rutas desde el norte, centro, sur y la Via Francigena di Sicilia.
Dicho todo lo anterior, comentar que los nombrados son
caminos ya trazados y frecuentados, pero a nadie le impide comenzar “su Camino”
desde la puerta de su casa. Las rutas descritas están probadas, cuentan con
albergues en sus localidades y la mayoría están descritas en guías y mapas que
ayudarán en su transcurso, pero la propia naturaleza del Camino (o sea, su
espíritu) no restringe qué ruta tomar.
Cómo hacer el camino
¿Por qué hacer el Camino? Hay muchas razones para hacer el Camino de Santiago: Deporte, espiritualidad, religiosidad, turismo, buscar paz interior… Todas son igual de válidas.
¿Solo o acompañado? En realidad, se han realizado
encuestas que dicen que se llega al mismo grado de satisfacción en ambas
modalidades. Hay gente que no sabe estar sola y necesita compañía. Otra que prefiere
la soledad. Yo, personalmente, he recorrido la ruta de ambas formas, y las dos tienen
su atractivo. Lo que se consigue con la una no se obtiene con la otra. Quizá
recomendaría gastar la primera bala del Camino en soledad, pero es un aspecto
demasiado particular. Digo la primera bala porque el Camino engancha y repetiréis.
La Credencial. Escogida la ruta que tomaréis, el
motivo y la compañía, necesitaréis la Credencial del Peregrino. Es una tarjeta
en la que sellaréis vuestro paso por cada localidad. La podéis conseguir en
cualquier asociación de amigos del Camino que, seguramente, encontraréis en casi
cualquier localidad. Dicha credencial será imprescindible para conseguir la
Compostela, de la que luego os hablaré.
¿Dónde dormir? Con respecto al alojamiento, la mayor
parte de los peregrinos pernoctan en albergues. Los públicos admiten a los viajantes
en orden de llegada, hasta completar aforo, y no admiten reservas. Los
albergues privados sí que lo hacen. Aunque suelen dar sábanas desechables, el “modo
albergue” está inexorablemente ligado a portar saco de dormir. Si sois escrupulosos
a la hora de dormir y os da cosa compartir habitación con 6-20 extraños, está
la opción de reservar en hostales o pensiones. La diferencia de precio puede
variar desde los 5€, en el caso de albergues públicos, 10€ si optáis por albergues
privados y 35-50€ si vais de hostal.
¿Cómo me oriento? Aunque la mayoría de las rutas
están bien señalizadas, cada pocos metros, por unas vistosas flechas amarillas,
siempre es recomendable hacerse con una guía del Camino. El periodista e historiador
Antón Pombo ha escrito guías de los principales Caminos de
Santiago. Su elección siempre será un acierto. Además de mostrar un mapa de
cada etapa, os aconsejará sobre dónde dormir, dónde comer y qué visitar en cada
localidad.
La mochila. La elección de una buena mochila no es
baladí. Al fin y al cabo, vamos a ir con ella a cuestas durante cada etapa. Eso
significa unas 6-7 horas al día (unos 20-25 km) durante 25-30 días (dependiendo
desde dónde salgáis). Necesitaréis que sea de una buena capacidad y un armazón
rígido que no os dañe la espalda. Llevaremos en ella NO MÁS DEL 10% DE
NUESTRO PESO. Esto es MUY importante. Sentiréis el irrefrenable deseo
de cargar la mochila con un montón de cosas que no terminaréis necesitando y
que os acabarán minando al llevarlo a cuestas.
El calzado. Si no debería ser aleatoria la elección
de la mochila, menos lo debería ser la del calzado. Son muchas horas andando y las
zapatillas elegidas serán vitales para el éxito o fracaso de vuestra empresa.
NO necesitaréis unas robustas botas de montaña. Con unas zapatillas de trekking
será más que suficiente. Llevaréis el pie más ligero y no se os sobrecalentará
tanto.
¿Cuánto me voy a gastar? Aunque parezca muy de “andar
por casa”, el Camino puede resultar caro. El presupuesto varía mucho dependiendo
de cómo lo hagáis. Podéis ir de albergue y comprar comida todos los días para
cocinar vosotros mismos o podéis dormir en hostales y realizar las comidas en
restaurantes. Dependiendo de lo voraces que seáis, podéis terminar haciendo
hasta 4 comidas: desayuno, almuerzo, comida y cena. No suele ser habitual
merendar, ya que la comida suele ser tardía y la cena temprana. Lo que sí es
recomendable es llevar siembre algunos alimentos encima (un par de latas de atún,
algún blíster de lomo y una o dos frutas). Nunca se sabe lo que te vas a encontrar
(o no) en esa etapa.
El premio
Al llegar a Santiago de Compostela, lo habitual es acudir a la Plaza del Obradoiro, donde se encuentra la catedral, y se considera “el fin del Camino”. Hay una misa dedicada a los peregrinos a unos determinados horarios y, dependiendo del día, se puede observar el rito del botafumeiro (un verdadero espectáculo visual). Además, lo tradicional es darle un abrazo al apóstol (a la figura de Santiago).
Terminadas las “obligaciones” de las fotos frente a la
catedral, la misa, el abrazo y soltar un par de lágrimas de la emoción, toca
recoger la mal llamada “Compostelana” y mejor “Compostela”. Es un documento
acreditativo de que has completado el Camino en, al menos, los 100 últimos
kilómetros. Éste es un premio con el que mucha gente se obsesiona, pero no deja
de ser un simple pergamino que indica lo que ya sabes: que eres un peregrino y
has completado tu viaje. Os cuento un secreto: He realizado dos veces el Camino
de Santiago y, por una razón u otra, no he recogido la Compostela en ninguna de
las dos ocasiones.
Qué hacer después del Camino
Al día siguiente de llegar a Santiago encontraréis una sensación de vacío. Después de 30 días levantándote antes del alba para echar a andar, ¿cómo no seguir la misma dinámica? Para los incansables, existen dos prolongaciones más allá de Santiago. Una a Muxía, donde se atribuye una aparición mariana al apóstol, y otra a Fisterra (en gallego, el fin de la tierra), donde encontraréis el km 0,000. Si os causa curiosidad, pero no queréis sumar más kilómetros a vuestras ya cansadas piernas, existen varias empresas turísticas que, por un módico precio de unos 30 euros, prestan el servicio guiado en autobús. Una excursión que muestra, en un solo día, los sitios más característicos desde Santiago hasta la costa.
Pues bien, si habéis llegado al final de este artículo, ya
sabéis todo lo necesario para iniciar vuestro Camino. No tengáis prisa. El Camino
puede esperar. Escoged el momento y la compañía. Él va a continuar ahí, esperando
a que os decidáis.
Imperator
Caesar Cerverius
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