El mundo ha cambiado...
...lo siento en el agua...
...lo siento en la tierra...
...lo huelo el aire.
Después del 8 de marzo de 2018, ya nada volverá a ser igual. El tsunami de mujeres que alzaron su voz, ya fuese en la huelga de 24 horas, la de 2 marcada por los sindicatos o acudiendo a las manifestaciones, fue un clamor que puede resumirse en una frase: BASTA YA. Basta ya de la desigualdad salarial del género femenino con respecto al masculino; basta ya del paupérrimo número de puestos directivos ocupados por mujeres; basta ya de ese machismo constante que va desde conversaciones incómodas, paternalismo innecesario, trato deferente y que llega, en último término, hasta la violencia de género.
El movimiento feminista debe ser gestionado por las mujeres, liderado por ellas y apoyado por los hombres. Apoyado no desde el punto de vista de “permitido” o “tolerado” sino como un hermanamiento para lograr una sociedad más justa e igualitaria. Los hombres deben ser los primeros en “parar los pies” a sus compañeros de género machistas y ganarles para la causa haciéndoles ver que su comportamiento es ridículo, antiguo y violento.
La convocatoria de la huelga, apolítica desde su germen, fue respondida de forma desigual desde las fuerzas que conviven en el parlamento.
El Gobierno y el Partido Popular intentaron ningunearla, haciendo ver que esos inventos eran cosas de cuatro gatos y que la mejor manera de luchar por la igualdad era que las mujeres siguieran acudiendo a su puesto de trabajo y lo desempeñasen con aún más esfuerzo. Ni siquiera la ministra de igualdad fue capaz de reaccionar y hacer honor a su puesto. El huracán morado les arrolló y, a día de hoy, todavía están intentando encontrarse en este nuevo mundo de igualdad.
Ciudadanos es otro que no quiso sumarse a este movimiento histórico. Alegando que era una convocatoria política y que diferían ideológicamente de ella, se quedaron al margen e intentaron vender como que ellos eran los que verdaderamente luchaban de forma activa por el feminismo. La aseveración de Albert Rivera de que ciudadanos es el partido que lidera la iniciativa feminista desde el punto de vista programático es algo tan ridículo como oportunista.
El PSOE se sumó a las dos horas propuestas por los sindicatos y se hizo cómplice de ese “quiero y no puedo” de UGT y CCOO. ¿Acaso el movimiento feminista sólo merecía dos horas? ¿Quizá el hecho de no ser ellos los convocantes hacía que no deseasen un éxito total de la jornada? ¿Es entonces la lucha por la igualdad una cuestión menor o inmerecedora de la atención total de los sindicatos?
Sea como fuere, el único de los cuatro grandes partidos que secundó sin ambages la huelga de 24 horas, tal y como la idearon sus organizadoras, fue Podemos. Y lo hizo desde un segundo plano, sin ánimo de eclipsar ni monopolizar nada. Simplemente se limitaron a secundarla y apoyarla. Entendieron que no les tocaba ser protagonistas sino actores secundarios en esa jornada tan importante.
El 9 de marzo España amaneció con un ambiente diferente. Un ambiente de igualdad conquistado por todas esas mujeres que alzaron su voz para defender lo que les pertenece por derecho propio. Y ahora que lo han conquistado, no se desprenderán de él así como así.
Imperator Caesar Cerverius
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