Si les pregunto si les suena el nombre de John Ronald Reuel, seguramente ninguno sabrá de quién les hablo, pero si lo nombro por sus siglas JRR, no creo que tarden en identificar a Tolkien, el autor de El Señor de los Anillos, que el pasado martes 3 de enero habría cumplido 126 años.
Tolkien nació en Bloemfontein, en la actual Sudáfrica, cuando ésta era aún una colonia británica. Nombrado John por su abuelo, Ronald por deseo de su madre, que quería llamar Rosalind al bebé, de haber sido niña, y Reuel, que era el segundo nombre de su padre.
A los tres años Tolkien se mudó con su madre y su hermano a Inglaterra, donde el clima era más beneficioso para su delicada salud. Arthur, el padre, se quedó en Sudáfrica atendiendo sus negocios, pero murió poco después. Los Tolkien se mudaron, entonces, a Birmingham, donde tenían familiares que les ayudaron económicamente.
Cuando JRR contaba 10 años, se convirtió con su madre al catolicismo, lo que les costó el repudio de su familia baptista. 4 años después, la madre murió, por lo que John y su hermano Hilary pasaron a criarse en un orfanato. Ahí fue donde Tolkien conoció a su gran amor, Edith. El sacerdote andaluz que educó a John y Hilary le impidió tener contacto con ella hasta cumplir los 21. La misma tarde de su cumpleaños, Tolkien escribió a Edith para declararse, pero ésta le respondió con la triste noticia de que ya se había comprometido con otro. No obstante, y fruto del fuerte amor que se profesaban, Edith rompió el compromiso y terminaría convirtiéndose en la señora de JRR Tolkien. El amor entre los dos inspiraría el relato de Beren y Luthien entre un hombre mortal y una doncella elfa.
Tras su graduación, Tolkien se enroló en el ejército británico y sirvió en la Primera Guerra Mundial como oficial de comunicaciones. Cayó enfermo y tuvo que ser retirado del frente. Durante este retiro escribió La caída de Gondolin, sobre un reino escondido élfico.
Tras la guerra, dio clases en la Universidad de Leeds y después en Oxford, donde conoció al también escritor de literatura fantástica C.S. Lewis (creador de Las Crónicas de Narnia). El ultracatolicismo de Tolkien no le impidió mantener una gran amistad con Lewis, que era agnóstico y después de convirtió al protestantismo. Fue éste quien le animó para que publicara El Hobbit, una novela inicialmente creada para el público infantil pero que encontró una gran acogida entre los adultos.
Tras el éxito de El Hobbit, la editorial le pidió una secuela. Fue entonces cuando Tolkien escribió su obra maestra: El Señor de los Anillos. Pero Tolkien no se conformó con esto y escribió una gran cantidad de relatos que quedaron sin publicarse y que más tarde, tras su muerte, su hijo Christopher se encargó de recopilar y dar forma en El Silmarillion, un libro que cuenta la historia de la Tierra Media desde sus primeros días.
JRR era un amante de la mitología y se lamentaba de que Inglaterra no tuviese una como la que tenía la Grecia clásica. Por ello se encargó de crear una, para lo cual inventó multitud de idiomas, razas y relatos. Creó un nuevo estilo: lo que hoy conocemos como literatura fantástica. Después vendrían Dragones y Mazmorras, Las Crónicas de la Dragonlance, Reinos Olvidados o incluso Juego de Tronos, pero Tolkien fue el primero en imaginar un mundo nuevo, repleto elfos, enanos y guerreros, donde la magia jugaba un papel principal.
Tolkien hablaba latín, francés, alemán, inglés medio, inglés antiguo, finlandés, gótico, griego, italiano, noruego antiguo, español, galés y galés medieval. También tenía nociones de esperanto, danés, neerlandés, lombardo, noruego, ruso, serbio, sueco y antiguas formas del alemán moderno y eslovaco. Todos estos idiomas le ayudaron en la creación de multitud de lenguas para sus personajes. Sólo por nombrar algunas: Quenya, Sindarin, Adûnaic, Avarin, Doriathrin, Éntico, Ilkorin, Khuzdul, Lengua negra, Nandorin, Telerin o Valarin.
La literatura de Tolkien ha llegado a millones de personas y es la culpable del amor por la lectura de multitud de niños. Su obra ha sido adaptada al cine con tres películas de animación en 1977, 1978 y 1980 y dos sagas, una de El Señor de los Anillos y otra de El Hobbit, dirigidas por Peter Jackson y estrenadas en 2001, 2002 y 2003, y 2012, 2013 y 2014, respectivamente. Además, recientemente, Amazon compró los derechos para realizar una serie de televisión que cuente la historia anterior a El Señor de los Anillos.
Tolkien murió en 1973, a los 81 años de edad pero, como dice Gandalf al final de la historia:
El viaje no concluye aquí. La muerte es sólo otro sendero que recorreremos todos.
Y, verdaderamente, la existencia de Tolkien no acaba con su muerte. Su legado sigue presente y promete seguir enriqueciendo la cultura literaria de jóvenes y adultos durante mucho tiempo.
Imperator Caesar Cerverius