El estado actual de las cosas viene definido por el devenir de la historia. Pero, ¿y si la historia fuera diferente a como la conocemos?
A lo largo del tiempo se han vivido varios puntos de inflexión en los que, de variar ligeramente el resultado de alguna batalla o descubrimiento, podríamos encontrarnos con un futuro muy diferente.
El cine y la televisión han explorado en películas y series algunos de estos presentes alternativos.
C.S.A (Confederate States of America) (Kevin Willmott, 2004)
Entre 1861 y 1865, unos jóvenes Estados Unidos de América vivieron una guerra civil entre el Norte y el Sur. Factores económicos, ideológicos y relacionados con la esclavitud hicieron que algunos estados quisieran secesionarse y crear los Estados Confederados de América. Tras cinco años de guerra fratricida, la Unión se impuso.
C.S.A (Confederate States of America) nos sitúa en un presente en el que los confederados consiguieron vencer y se hicieron con el control de toda la nación. Jefferson Davis se estableció en la Casa Blanca y la bandera con la cruz de San Andrés ondeó en lo más alto. El presidente Lincoln intentó huir a Canadá pero fue capturado. En el siglo XXI, la esclavitud sigue vigente en el país. Diversos spots publicitarios hacen referencia a ella, tratando a los negros como una propiedad, y el ambiente que se respira es mucho más conservador.
Pero, ¿qué posibilidades reales hubo de producirse esta situación? Para empezar, el Sur nunca tuvo mucha capacidad de una victoria “total”. Sus expectativas residían en aguantar el acoso del Norte hasta ser reconocidos internacionalmente por otras potencias. Además, la Confederación no buscaba obtener el control de la Unión, sino separarse de ella.
Por todo esto, el marco que muestra la película es bastante inverosímil.
The man in the high castle (Amazon, 2015)
Tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias derrotadas del eje tuvieron que volver a sus antiguas fronteras y, en ocasiones, perder algunos territorios como compensación de guerra.
Esta serie de televisión, producida por Amazon y basada en el libro homónimo de Philip K. Dick, nos sitúa en un mundo en el que los nazis vencieron. Estados unidos está, hoy en día, dividido en dos. Los estados centrales y de la costa este están controlados por Alemania y forma parte del “Greater Nazi Reich” (Mayor Imperio Nazi). Los estados de la costa oeste están gobernados por Japón, como los “Japanese Pacific States” (Estados Japoneses del Pacífico). Una franja divide al país de norte a sur en dos y es una zona neutral. En los dos territorios se vive en unas condiciones muy similares a la de los países que los gobiernan. Una fuerte tradición en el sector nipón y un estado policial en el sector germano. Incluso entre las dos regiones, en teoría aliadas, se tiene una gran desconfianza de sus vecinos.
Esta situación también es bastante increíble. Por un lado, Japón tenía pocas (si no, nulas) posibilidades de vencer a los Estados Unidos. Aun obviando las armas nucleares, el poderío económico y militar americano era muy superior al nipón. Las esperanzas orientales eran aguantar las hostilidades yanquis hasta conseguir negociar una posición que les permitiera mantener su imperio, nunca “vencerles”. El embargo (sobre todo con el petróleo) al que estaba sometido el país del sol naciente ponía fecha de caducidad a esa guerra. Además, aun en el caso de victoria japonesa, la invasión de Estados Unidos es del todo increíble. Tanto por su capacidad de defensa como por el inmenso océano que se planta entre las dos naciones.
Por el otro lado, si bien una victoria alemana fue algo un poco más probable que la japonesa (a nivel europeo), la invasión de América desde el viejo continente es igual de improbable.
El Ministerio del Tiempo (Onza Partners, Cliffhanger y TVE, 2015)
La Grande y Felicísima Armada (rebautizada por los ingleses, para ridiculizarla, como La Armada Invencible), fue una gran flota que luchó en la Guerra Anglo-Española en 1588 y cuyo objetivo era la invasión de Inglaterra. Las muy adversas condiciones meteorológicas hicieron que una buena parte de las naves naufragaran. Este fracaso alargó la contienda hasta 1604.
El último capítulo de la segunda temporada de El Ministerio del Tiempo nos presenta un Felipe II atormentado por la derrota de la empresa. El monarca decide, contraviniendo todas las normas del ministerio, usar las puertas del tiempo para revertir el resultado. No contento con ello, henchido de poder, se nombra “Rey del mundo y del tiempo” y decide intervenir en otros importantes reveses históricos. El panorama que podemos ver en el siglo XXI es una España que conserva sus posesiones en ultramar y un imperio en el que sigue sin ponerse el sol. Pero, además, en esta “nueva España”, la Inquisición sigue vigente y nos encontramos un país mucho más triste y conservador que el actual, con una férrea disciplina.
Si bien, en la historia real, la Armada Invencible pudo tener un desenlace diferente al que tuvo y el resto de guerras perdidas pudieron terminar con victoria, algunos de los detalles que se plantean en la serie no son, a la larga, perdurables (a no ser que, como en la ficción, se utilice constantemente el tiempo para cambiar los detalles por capricho). Las revueltas coloniales en Hispanoamérica podrían haberse retrasado, pero habrían terminado triunfando y obteniendo su independencia. De la misma manera, la Inquisición, tarde o temprano, tendría que terminar desapareciendo. Ya fuera por decisión de los gobernantes de turno o por el clamor de un pueblo que no aguantaría más sus atropellos.
Viva la República (Jaume Grau, 2008)
El tratado de no intervención fue un pacto firmado por las democracias europeas para no intervenir en la guerra civil española. No obstante, el bando sublevado recibió el apoyo de Alemania e Italia, mientras que la República recibió ayuda en forma de material y armamento por parte de la Unión Soviética. Este pacto fue uno de los detalles más importantes que llevaron a la victoria rebelde.
Viva la República es un falso documental que simula que el bando republicano consiguió ganar la guerra. La premisa sobre la que se soporta la cinta es que la contienda se alargó tanto que se desencadenó la Segunda Guerra Mundial, solapándose los dos conflictos. Hitler, tras ocupar Francia, continuó hacia España, llegando más allá de Madrid. Las potencias aliadas no tuvieron otro remedio que intervenir y se lanzó una operación ofensiva desde Gibraltar. Al finalizar la guerra, la república se sumó al bando vencedor y se restituyó la democracia en la península. Sin los años de dictadura de por medio, la España del siglo XXI es mucho más avanzada y abierta, contando con un Presidente de la República, José María Aznar, y un Presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
De todas las situaciones alternativas que hemos analizado, ésta última es la que más cerca estuvo de producirse. Ciertamente, el Presidente de Gobierno, Juan Negrín, buscó por activa y por pasiva la intervención internacional y fue un fiel defensor de resistir hasta el estallido de la guerra en Europa (que se veía de forma inminente).
Sea como fuere, la historia es la que es y de nada vale la pena lamentarse. Somos lo que somos y, quién sabe, si podríamos estar mucho peor con un simple cambio del pasado. No obstante, para los amantes de los presentes alternativos, pueden echarle un vistazo a la serie de televisión Salto al infinito (FOX, 1995) en la que los protagonistas van viajando entre mundos paralelos con cambios históricos importantes. De esa manera podemos encontrar mundos en los que la URRS prevaleció, o en los que Estados Unidos es una monarquía.
Imperator Caesar Cerverius