En la década de los 70 del S.XIX su arte se convirtió verdaderamente popular en Inglaterra, momento en el que el pintor decidió trasladarse allí de forma definitiva con sus dos hijas pequeñas Laurence y Anna. Su primera esposa había fallecido y el pintor volvió a contraer matrimonio en esta ocasión con Laura Teresa Epps, modelo en muchos de sus cuadros y extraordinaria pupila del mismo. Alma-Tadema decidió estrechar sus lazos con su nuevo país y cambió su nombre por el anglicismo del mismo Lawrence.
Como ya comentamos en la primera parte, desde 1870 hasta su muerte en 1912, su trabajo estuvo dominado por escenas del mundo clásico. Los efectos plateados que profería a la luz en sus cuadros, los consiguió usando tonos pastel en los suelos y oscuros en edificios y partes superiores de la escena, un método similar al utilizado por los pintores italianos pre- Rafaelistas. Curiosamente, la luminosidad, la consiguió con pintura y no con barnices o lacas, de hecho en una ocasión Alma-Tadema remarcó:
“I never varnished a painting yet but once, and that turned out to be a failure” (“Nunca he lacado una pintura salvo una vez, y resultó ser un fracaso”)
Alma-Tadema complementaba con colores la luminosidad: los rojos pompeyanos de las décadas sesenta y setenta, para pasar a los contrastes entre tonos pastel y marmolees (blancos, ocres y grises) con los azules del mar (que recuerdan a los colores de zafiros y lapislázulis), remarcados con destellos rosas y carmesís como en Esperanzas (1885). La bancada de mármol representada en esta pintura, será un escenario recurrente para él en otras de sus obras, siempre capturada, desde diferentes ángulos con el fin de conseguir variadas perspectivas y efectos lumínicos. Otros dos de sus escenarios favoritos, se localizaban en su propio estudio, diseñado a un lado con motivos y mobiliario egipcios y al otro con pompeyanos.
Ilustración 1: Esperanzas.
Aunque el pintor experimentó con diferentes composiciones, tal vez una de sus más audaces la encontramos en la vertiginosa Una piedra de perspectiva (1895), en la que observamos a elegantes mujeres que esperan la llegada de sus seres queridos, cuyo barco aparece representado a lo lejos, bajo el balcón de mármol sobre el que ellas están asomadas. El efecto conseguido en este cuadro influenciará los decorados y escenarios usados en las películas del cine épico.
Alma-Tadema también se sirvió del floreciente arte de la fotografía, para conseguir dichas perspectivas y usarlas como guía; a su vez la utilizó para crear un catálogo de referencias y ejemplos, en el que archivo más de ciento sesenta y ocho imágenes, cuidadosamente ordenadas en secciones: arquitectura clásica, ornamentación y diseños clásicos y joyería.
Pero no sólo era metódico para documentarse y archivar sus investigaciones, sino para ordenar su trabajo, Alma Tadema enumeró toda su obra lo que ha permitido realizar una reconstrucción total y cronológica de la misma.
El pintor cuidaba de forma extrema todos los detalles, incluso las miniaturas que aparecían en sus pinturas; en las ocasiones que tenían visitantes les servía de una lupa para que pudieran examinar su trabajo. Para que podamos entender a que nos referimos, en su obra Las flores de Heliogábalo (1888), cada flor que aparece en el cuadro es una réplica de una flor real, pero lo pintó en invierno, con lo que cada semana durante cuatro meses hizo que le trajeran rosas de la Riviera francesa. A pesar de dicha precisión, sus trabajos no pueden ser considerados pedantes ni ser descritos como académicos; es más, en muchas ocasiones despedían una falsa sensualidad como En el Tepidarium (1881).
Ilustración 3: Las flores de Heliogábalo.
Su obra es un reflejo de su propia vida, amante de las fiestas, extrovertido, le gustaba hacer chistes y bromas, beber vino y las mujeres. Sus amigos le llamaban cariñosamente “Tad” y para la posteridad quedarán las famosas tardes de lunes en su casa. Sus casas eran una extensión de sus cuadros destacando la 17 de Grove End Road, St. John´s Wood, que era una reproducción de una domus pompeyana: Su puerta principal estaba construida a imagen y semejanza de la entrada de la Eumachia, en la que grabó la inscripción “Salve”. La columnata alrededor del jardín, recuerda a los peristilos romanos y aparece en muchos de sus cuadros como escenario principal.
Ilustración 4: En el Tepidarium.
A pesar de su precisión y detallismo, nunca se tomo su arte de forma excesivamente seria, prueba de ello es la siguiente anécdota: en una ocasión se presentó en el Instituto de Acuarelistas vestido como un emperador Romano, coronado con guirnaldas. Esta personalidad tan marcada, le trajo las críticas y envidias de muchos de sus contemporáneos, como el pintor John Singer Sargent que declaró en una ocasión:
“I suppose it´s clever. Of course is clever….but of course it´s not art…” (Supongo que esto es inteligente. Por supuesto que es inteligente… pero por supuesto que esto no es arte…”)
Obviamente hubo otros menos críticos y otros que fueron grandes seguidores y admiradores de él y su obra. No por nada Alma-Tadema fue uno de los artistas victorianos y eduardianos más reconocidos y ricos de su época, convertido en caballero en 1899 paso a ser Sir Lawrence Alma-Tadema, mientras que en 1905 le premiarían con la Orden del Mérito. Murió el 25 de Junio de 1912 a la edad de setenta y seis años en Wiesbaden, Alemania, donde había ido a recuperarse de una terrible enfermedad; su cuerpo fue enterrado con todos los honores en la Catedral de San Pablo en Londres.
Tras su muerte y a lo largo del S.XX, fue un artista que cayó en el olvido de muchos, para volver a resurgir un renovado interés en las décadas finales del mismo y principios del S.XXI. No debemos olvidar que sus cuadros fueron pintados para el entretenimiento y disfrute. Son muchos estudiosos y críticos de arte actuales que opinan, que él posiblemente consideró su obra lo que es, arte del escapismo, un idilio con la lujuria y la indolencia, reflejo de este tipo de vida a la que cualquiera querría aspirar, pero sólo unos pocos lo consiguen.
Miss Rocher de la Tormenta
ÍNDICE ILUSTRACIONES
Portada: Antonio y Cleopatra 1883.
Ilustración 1: Esperanzas 1885.
Ilustración 2: Una piedra una perspectiva 1895.
Ilustración 3: Las flores de Heliogábalo 1888.
Ilustración 4: En el Tepidarium 1881.
Ilustración 5: Sir Lawrence Alma-Tadema 1870.
BIBLIOGRAFÍA
VARIOUS ED., Alma Tadema., Academy Editions, London, 1977.
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