sábado, 30 de enero de 2016

Nikola Tesla - El mago eléctrico.


"Señor Edison, tengo la suerte de conocer a los dos grandes genios de nuestro tiempo, uno de ellos es usted, el otro es este chico".

Así recomendaba el director de la Continental Edison, Charles Batchelor, a un joven Nikola Tesla para que Thomas Edison lo contratase en su empresa. En aquel entonces, Tesla ya dejaba notar sus talentos, creó el motor de inducción, invento en el que nadie en Europa creía (hoy en día el motor de inducción se usa prácticamente en todos los vehículos o maquinarias de empuje eléctrico). Finalmente Edison le ofreció un trabajo en Estados Unidos y junto a él registro más de cuarenta patentes.

Tras varias desavenencias entre los dos genios (Edison no pagó a Tesla por rediseñar sus ineficientes motores y generadores eléctricos, alegando que este "no había entendido el sentido del humor Norteamericano" y rompiendo así su palabra), Tesla se fue por su cuenta y el "Mago" comenzó a crear su magia eléctrica. Descubrió la Corriente Alterna, una forma mas eficiente de usar la electricidad, capaz de transportarla a grandes distancias sin construir grandes instalaciones. De pronto, una instalación eléctrica de Tesla que gastaba menos electricidad podía iluminar una ciudad entera a kilómetros de distancia, mientras que una de Edison iluminaba solo un barrio gastando más y viéndose obligado a construir instalaciones cada 3 km para evitar las caídas de tensión. 

Thomas Edison
Pero Thomas Edison iba a defender su Corriente Continua a capa y espada, hasta tal punto que su empresa fabricó sillas eléctricas para ejecutar animales públicamente y así demostrar a la gente que la Corriente Alterna era peligrosa (más tarde estas sillas acabarían usándose para ejecutar a condenados). La lucha fue encarnizada, pero finalmente la empresa Westinghouse donde trabajaba Tesla acabó consiguiendo el contrato para iluminar todos los Estados Unidos con Corriente Alterna. 

Aún con esta pequeña victoria, Tesla tenía sueños aún mayores.


"Un instrumento barato, no más grande que un reloj, permitirá a su portador escuchar en cualquier lado, en el mar o en la tierra, música o canciones, o un discurso de un líder político, dictado en cualquier otro sitio, distante. Del mismo modo, cualquier dibujo o impresión podrá ser transferida de un lugar a otro." 

Este discurso puede parecernos, hoy en día, algo muy normal. Tesla lo dijo en 1893, mucho antes de la invención de la radio. Este "mago" pensaba que algún día los cables desaparecerían, que el ser humano se desataría y que toda la energía y la información podría transmitirse a través de la misma naturaleza. Por ello, comenzó a hacer experimentos con bombillas que se encendían usando la tierra como conductor e incluso el aire, cuando inventó la Bobina de Tesla.

Nikola Tesla leyendo sentado al lado de su bobina.
Esta bobina permitía encender sus bombillas fluorescentes sin ningún cable, simplemente recogiendo la electricidad que su bobina escupía en el aire. Imaginad que pudierais cargar el móvil simplemente moviendolo por el aire, o que vuestro despertador no utilizase pilas, que funcionase alimentándose directamente de la electricidad que corre por el aire. Tesla lo imagino y comenzó a construir su torre de Comunicaciones Inalambricas Transatlánticas o Torre Wardenclyffe. Con esta Torre pretendía enviar imágenes, sonido y electricidad directamente a través del aire, sin cables. Soñaba que "Antes de que pasen muchas generaciones, nuestras máquinas serán impulsadas por un poder obtenido en cualquier punto del universo".

Torre Wardenclyffe de Tesla.
Por desgracia, Nikola Tesla perdió sus benefactores, quienes le financiaban en un proyecto que parecía inalcanzable para ellos y el laboratorio acabó demoliéndose en 1900 para pagar las deudas. El sueño de ofrecer energía eficiente y gratis a todo el mundo a través de la naturaleza se había esfumado.

Más tarde, cuando Marconi proclamó haber inventado la radio tuvo una disputo con Tesla, puesto que este ultimo había creado un dispositivo parecido 15 años antes que Marconi. No fue hasta los años sesenta cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminó que la patente de la radio era legítimamente propiedad de Tesla, aunque esto no transcendió a la opinión pública.

Tesla sujetando su bombilla fluorescente, uno de sus inventos.
Finalmente, la magia del mago se desvaneció en soledad en un hotel de Nueva York. Su visión futurista de nuestro mundo, que cada día conforma más y más nuestro presente, jamás se vio reconocida, fue devorada por un mundo hambriento de dinero, patentes y gloria, cuando Tesla lo único que buscaba era el progreso de la humanidad. Por eso dijo:

"En realidad no me preocupa que quieran robar mis ideas, me preocupa que ellos no las tengan".

                                                                                                                                                  Rycumato

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