viernes, 6 de noviembre de 2020

EL AÑO EN QUE SE DETUVO EL AMOR

2020 pasará a la historia por muchas cosas: Los incendios de Australia (que comenzaron en 2019), las inundaciones de Indonesia, la victoria de Joe Biden en las elecciones estadounidenses, la muerte de Sean Connery… pero, por supuesto, la que se lleva la palma es el Coronavirus.

La pandemia del COVID-19 ha cambiado nuestros hábitos, nuestras formas de relacionarnos, incluso ha empañado la lente con la que miramos el mundo. ¿Acaso no observamos, ahora, fotos antiguas sin darnos un poco de repelús al ver lo cerca que estábamos en las imágenes?

Dejando a un lado las desastrosas consecuencias económicas y, por supuesto, las desoladoras cifras de fallecidos, hay un tema en el que, quizás, no nos hallamos percatado de primeras: El amor.

¿Qué hay del amor? El tiempo se detuvo para él al comenzar esta tormenta. Como en el juego de las sillas, cuando se paró la música, el que estaba emparejado pudo seguir relacionandose con su compañera o compañero. Pero, ¿qué hay de los solteros? ¿Qué tipo de relación pueden entablar partiendo de cero? Los sitios más proclives a conocer gente, como bares, discotecas, etc., se han cerrado o han limitado mucho su horario y aforo. Y, durante el tiempo que permanecen abiertos, es complicado vencer la distancia de los 2 metros de seguridad. Aun en el caso de poder salvar todos los impedimentos, ¿quién se atrevería a “intimar” con un desconocido o desconocida? No están las cosas como para intercambiar fluidos con nadie. Así, parece ser que los solteros están condenados a una pertinaz soledad, ya que no es que se vea luz al final del túnel, precisamente.

Superado el episodio romántico de la incertidumbre sobre el futuro afectivo de las personas sin pareja, ahondemos sobre el porvenir de la humanidad. A la larga, ¿no habrá un vacío, en 2020, de emparejamientos, casamientos, alumbramientos…? ¿Las relaciones íntimas entre personas caminarán hacia encuentros sexuales “sin contacto”? ¿Avanzamos hacia una sociedad como la de Demolition Man, en la que Sandra Bullock y Silvester Stallone “confraternizan” a través de un sistema electrónico por el que se transmiten placer?

Hay mucha historia todavía sin contar y nadie sabe si estamos en el comienzo, en el nudo o en el desenlace de esta aburrida novela. Mientras la protagonizamos, esperaremos a que vuelva a sonar la música y podamos volver a bailar alrededor de las sillas.

Imperator Caesar Cerverius